Alergia a los alimentos

¿A quién no le ha sentado mal alguna vez una comida o un alimento? Instintivamente solemos atribuir cierto tipo de síntomas (sobre todo cuando están relacionados con el aparato digestivo o con la piel) a una “alergia” a algún alimento.

La mayoría de los alimentos son seguros para la población, sin embargo, a veces, pueden ser responsables de reacciones adversas en algunas personas y este hecho es conocido desde la antigüedad.

Sin embargo, no todas las reacciones adversas son auténticas reacciones alérgicas.

 ¿ES LO MISMO INTOLERANCIA QUE ALERGIA?

La malnutrición y las enfermedades infecciosas son frecuentes en los países en vías de desarrollo debido a la escasez de alimentos y a la falta de higiene.

Por el contrario, en los países desarrollados son más frecuentes los problemas debidos a las dietas desequilibradas o a la sobrealimentación.

Enfermedades cardiovasculares, diabetes, obesidad… son algunos de estos problemas, pero también son cada vez más frecuentes las reacciones adversas derivadas de la ingesta de alimentos

Las manifestaciones clínicas de la alergia y la intolerancia son muy parecidas y en ambos casos pueden aparecer síntomas digestivos (náuseas, diarrea, dolor abdominal), síntomas dermatológicos (picor, urticaria, erupciones o enrojecimiento) o síntomas respiratorios (estornudos, asma, etc)

Un punto importante a tener en cuenta es que las personas que presentan intolerancia alimentaria pueden ingerir pequeñas cantidades del alimento o componente alimenticio sin que se manifiesten los síntomas.

Las siguientes definiciones nos ayudarán a aclarar un poco estos conceptos:

  •  Intolerancia alimentaria:

Es una reacción que no está ligada al sistema inmune, es decir, está producida por un mecanismo no inmunológico y puede ser metabólica: por ejemplo, una deficiencia de una enzima (la deficiencia de lactasa origina intolerancia a la leche) o farmacológica producida por compuestos químicos presentes de forma natural en los alimentos (histamina en el queso, las fresas y el chocolate; feniletilamina en el chocolate; o tiramina en el pescado ahumado, embutidos, cerveza, café, etc).

La intolerancia, a veces, es indeterminada, ya que participan los dos mecanismos descritos anteriormente y otros no bien conocidos en la actualidad. Incluso problemas psicosomáticos pueden originar una intolerancia alimentaria.

  •  Reacción alimentaria adversa:

Se trata de un término genérico que incluye cualquier reacción anómala que se produce tras la ingesta, contacto o inhalación de un alimento, de un derivado o un aditivo que lo contiene.

  •   Alergia alimentaria:

Reacción adversa que se produce por una respuesta anormal del sistema inmune frente a una proteína de un alimento.

Son reacciones de origen inmunológico, mediadas sobre todo por la IgE (inmunoglobulina E), aunque hay otras reacciones que pueden no estar mediadas por IgE, como la enfermedad celiaca.

¿CUÁL ES EL TRATAMIENTO?

Parece lógico pensar que el tratamiento más efectivo, siempre y cuando haya sido detectado, es la eliminación del alimento que puede producir intolerancia o alergia.

Un buen consejo consiste en revisar la alimentación para evitar esos alimentos susceptibles de provocar las alergias.

También podemos actuar sobre el sistema inmune modulando su funcionamiento, de manera que no reaccione de forma exagerada ante ciertos estímulos.

El uso de probióticos modula el sistema inmune frente a los alérgenos.

Es importante recordar que las alergias no se curan, sólo se controlan, por ello es importante contar con el asesoramiento de profesionales de la salud.

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