Alimentación, historia y tradición

 

Los hábitos alimentarios vienen determinados por nuestra historia y tradición. Es sabido que antes de la revolución industrial, los británicos consumían una dieta a base de pan negro, queso, huevos, cerveza, pescado y a veces carne con algún vegetal.  Las personas que gozaban de una situación económica más acomodada, consumían de una forma más generosa la carne, fruta y verduras en su dieta.

Con la revolución industrial, se obliga a que muchas personas tengan que emigrar  a las ciudades, de ahí que muchos de los alimentos tenían que ser transportados del campo a la ciudad. Por otro lado, con las mejoras obtenidas en los métodos de cultivo y el desarrollo del transporte

internacional  permite proveer  a las ciudades de una mayor cantidad de carne, leche, productos lácteos, frutas y verduras frescas.  Otro avance para el transporte y su conservación es la “conserva de alimentos” adquiridos por primera vez en 1880.

Después de la 1º Guerra Mundial, se da prioridad a la producción de determinados alimentos considerados como base importante de una buena dieta, que serían la carne y productos lácteos.

Teniendo en cuenta lo anterior, no es de extrañar que las personas sean  lo suficientemente reacias a seguir determinadas consejos nutricionales que abogan volver a una alimentación rica en cereales y con menores cantidades de carne así como de productos lácteos.

Por otro lado,  el estudio de los alimentos y su aprovechamiento por el organismo desde el punto de vista científico es un empeño reciente, y que en cada momento se han ido incorporando nuevas informaciones y métodos analíticos en consonancia con los avances propios de la ciencia.

Por todo ello es una labor de los profesionales en nutrición en seguir asesorando nutricionalmente e informando  sobre la importancia de los alimentos y su relación con determinadas patologías.

Isabel Antón
iantoncorvo@gmail.com