¿ Atracón nocturno?

¿ Eres de esas personas que no pueden controlar sus deseos de comer «lo que sea»  al llegar el  anochecer ?

Ciertamente, el momento más proclive para el picoteo es la última hora de la tarde y, en general puede deberse a tres factores:

Por una parte suele presentarse en personas que, por su trabajo, sus horarios, su estrés diario o incluso por costumbre,  no han desayunado o han comido poco o mal repartido a lo largo del día y llegan al final de la jornada con un hambre canino y las reservas bajo mínimos, pero suelen decir que por la mañana aguantan  y se controlan muy bien.

Por otra parte, suele ser a esa hora cuando, tras la agotadora jornada de trabajo, tenemos un momento de tranquilidad.. ya no hay que trabajar, no hay que ir a la compra, ni hacer las labores del hogar… los niños están dormidos,… es cuando nos podemos relajar sentarnos frente al televisor y no pensar… y es en ese momento, cuando tu cuerpo, al que no has escuchado durante todo el día, te pide todo lo que no le has dado y comienza ahí el picoteo indiscriminado más que una cena en condiciones.

Para evitarlo, conviene volver a casa sin el estómago vacío, introduciendo dos tentempiés, uno a media mañana y otro por la tarde, aparte de las comidas principales. Comer cada tres horas tiempo suficiente para que el cuerpo haga la digestión y la absorción de esos alimentos ingeridos y antes de que nos baje el azúcar en sangre, volver a comer. Así llegarás a la cena con menos ansiedad, masticarás más despacio y, en definitiva, comerás menos.

Pero si  eres de los que toman un tentempié a media tarde y sigues con «ese ansia» por devorar, quizás tengas que tener en cuenta un tercer factor: LA SEROTONINA. Se trata de un neurotransmisor que juega un papel importante en el humor, ansiedad, sueño, dolor, conducta alimentaria, sexual y en el control hormonal hipotalámico, entre otros. Es la hormona de la felicidad, sus niveles elevados nos confieren sensación de placer y bienestar. El chocolate, el pan y en general los dulces, producen una rápida elevación de los niveles de serotonina cerebral, haciendo que la tristeza se torne en alegría.

La producción de serotonina se encuentra bajo en control de la luz solar. Es elaborada por la glándula pineal o «tercer ojo», la cual se activa al anochecer y va disminuyendo su producción durante la claridad.

Al amanecer la serotonina se encuentra muy elevada y por esta razón al despertarnos estamos tranquilos y no nos apetecen grandes festines de dulces, helados ni espaguetis; pero a lo largo del día la serotonina desciende y a las cuatro de la tarde suele presentar un descenso brusco. Es entonces cuando se puede empezar a sentir más angustia, tristeza y nerviosismo, si en ese momento nos ponen un bollo, unas galletas, unas patatas o un pastel de chocolate… comienza ese  irrefrenable atracón, que conlleva a sentir ese inmenso placer y alegría, que produce la elevación de la serotonina.

¿Qué podemos hacer? lo mejor es seguir una dieta lo más equilibrada posible y poner en práctica una serie de pautas que influyen en la producción de serotonina de forma  natural:

  • Tomar alimentos ricos en triptófano (aminoácido vital para la producción de serotonina) como: huevos, queso, legumbres, nueces, el plátano, la lechuga, el pescado y la piña.
  • Alimentos como los  carbohidratos ( pasta, arroz o pan integral ).
  • Hacer ejercicio durante al menos quince minutos, caminar, bailar, nadar, correr, andar en bici..
  • Un cambio de aires, hacer algo novedoso y aprender algo son cosas que favorecen el flujo de serotonina en el organismo.
  • Practicar alguna técnica de relajación (meditación, yoga..).

Por todo lo descrito y si te es posible, sal a dar un paseo después de cenar, te ayudará a despejarte y a alejarte de la tentación de picar mientras das tiempo al estómago para que envíe al cerebro la  señal de saciedad. seguro que descansas mejor y al día siguiente te resultará más fácil tomar un desayuno completo.

Y como dijo Miguel de Cervantes Saavedra:

«Come poco y cena menos, que la salud de todo el cuerpo se fragua en la oficina del estómago»

Seyla Ibañez
SEYLANL76@terra.es