Cambio de horario: primavera y verano

 

IMAGEN CAMBIO ESTACION

Un año más, durante el mes de marzo, nuestros relojes deberán adaptarse al cambio de horario estacional de primavera y verano. A pesar de que nos permita disfrutar de más horas de sol, durante los primeros días una adaptación a las nuevas pautas horarias y de luz puede impactar de una forma negativa sobre nuestro organismo.  

Síntomas como fatiga, cansancio y ansiedad suelen ser algunos de los más frecuentes sin dejar de lado las alteraciones del sueño, dificultades para ir a dormir, dificultades para levantarse con el nuevo horario y somnolencia diurna, entre otros.

Los efectos que suelen tener sobre nuestro organismo suelen ser leves y transitorio en la población sana; sin embargo, deben ser tenidos en cuenta sobre todo en niños y personas mayores, ya que suelen ser más sensibles a los cambios de hábitos.

Todas estas alteraciones tienen su base en la alteración que sufre nuestro reloj circadiano, ya que es necesario adelantar una hora nuestro reloj biológico para compensar la pérdida de una hora ocasionada por el cambio de horario. Este proceso parece ser mucho más lento y complejo tras el cambio de horario de primavera que tras el cambio del otoño.

Por otro lado, algunas personas también sufren alteraciones en el metabolismo y estado anímico, alteraciones asociadas a la astenia que provoca la llegada de la primavera y que a su vez están relacionadas tanto  con el aumento de la temperatura como con la intensidad y duración de la exposición a la luz.

 

CONSEJOS PARA SOBRELLEVARLO MEJOR

 1. Intenta levantarte antes: como el reloj se adelanta una hora y, por tanto, nos quitan tiempo de sueño, intentar madrugar un poco más de lo habitual el fin de semana hará que el lunes cueste menos levantarse y mejorará el descanso.

2. Evita la siesta: cuando se producen estas modificaciones del sueño es importante evitarlas, ya que no harán más que aumentar el descontrol de los horarios y estaremos más cansados. Si no queda más remedio que echar una cabezada, esta no debe superar la media hora.

3. Toma alimentos ricos en triptófano: plátano, avena, leche caliente, semillas de lino o almendras son los mejores alimentos para regular los ciclos de sueño y vigilia y el estado de ánimo en esta época, ya que son ricos en triptófano y ayudan a la síntesis de la serotonina y la melatonina, principales controladores del sueño.

4. Consume fruta: los alimentos ricos en vitamina C ayudan a mantenernos despiertos: toma kiwis, preferiblemente por la mañana. Por la tarde, los plátanos pueden ser buena opción, ya que, como contienen magnesio, actúan como relajante muscular. También es recomendable la piña y el aguacate.

5. Adelanta las cenas: cenar un par de horas antes de lo acostumbrado y hacerlo de forma más ligera y sana, facilitará el descanso y evitará que te vayas a dormir con pesadez o molestias.

6. Realiza ejercicios suaves: la actividad física también nos ayuda a adaptarnos a los cambios de horario. Por las mañanas, al levantarte, debes realizar un ejercicio más dinámico y, a media tarde y con luz natural, una actividad más suave o de mantenimiento.

7. Sigue una rutina: para los más pequeños este tipo de cambios son especialmente dañinos. Como ellos no se suelen regir por los relojes sino por las horas de luz solar, es muy importante reordenar sus horarios.

Fuentes: “El periódico de la farmacia”

             “Revista Eroski  Consumer”

Isabel Antón
iantoncorvo@gmail.com