Sabemos que los alimentos que consumimos determinan en mayor o menor medida nuestro estado de salud. Ahora bien, no solo es importante conocer qué comer para prevenir ciertas patologías y llevar una alimentación saludable, sino también qué costumbres aprendidas debemos corregir para prevenir esos malos hábitos que tanto nos perjudican. Porque los niños igual que aprenden en el cole matemáticas y lengua, aprenden en casa de los hábitos de los adultos, tanto alimentarios como de estilo de vida. Establecer desde la infancia unas pautas saludables, resultará vital para el desarrollo y crecimiento adecuado de los más peques.
Es por todos conocido, como una norma general que a los niños le encanta el sabor dulce y les desagradan las verduras. Esto a muchos padres, conscientes de la importancia de una alimentación saludable desde pequeños, puede traernos de cabeza, sobretodo al introducir los alimentos en bebés. Pero ¿Por qué a los niños no les suele gustar las verduras?
Las tasas de sobrepeso en la sociedad española son cada vez más preocupantes, pero si esas cifras las focalizamos en el grupo de los niños y adolescentes, los datos son aún más alarmantes, ya que 1 de cada 4 niños sufre problemas con su peso.
En tiempos en los que los niños y adolescentes deban pasar mas tiempo en casa, sin colegio y sin ciertas actividades que llevaban a cabo durante el curso escolar, todos los expertos recomiendan mantener pautas y rutinas similares a las llevadas el resto del año. La nutrición es unos de los pilares fundamentales para que los chicos en estas situaciones mantengan hábitos y conserven su peso saludable.
Una alimentación saludable es aquella que aporta todos los nutrientes esenciales y la energía que cada persona necesita para mantenerse sana. Niñas y niños adquieren los hábitos alimentarios principalmente en la familia; se establecen a partir del segundo año y se consolidan sobre los 10 años. Además, observan lo que compramos, cómo cocinamos y lo que comemos.

La edad preescolar se inicia desde que el niño tiene autonomía al andar, sobre los 2 años, hasta aproximadamente los 6 años de edad. A continuación, llega lo que se denomina la etapa escolar, que comprende desde los 6 años hasta la pubertad (10-12 años).

Tras varias encuestas sobre la alimentación infantil, llegamos a una conclusión: existe un abuso de proteínas de origen animal (carnes grasas, embutidos..), insuficiencia en el consumo de legumbres y productos lácteos, exceso de grasas de mala calidad, exceso de azúcares de absorción rápida, en vez de féculas de absorción lenta.
Podemos catalogar como estreñido aquel niño que tiene menos de tres movimientos intestinales por semana, cuando tiene problemas para ir de vientre o cuando sus heces son duras, secas o más voluminosas de lo normal. El estreñimiento es uno de los problemas comunes en la población infantil. Según la AEPED (Asociación española de pediatría) el 95% de los casos el estreñimiento infantil es de origen idiopático o funcional, es decir, no hay un único mecanismo responsable del estreñimiento, se debe a más de una causa como pueden ser factores constitucionales, hereditarios, psicológicos o educacionales. Los factores dietéticos también tienen un papel importante, ya que por lo general, el niño con estreñimiento bebe poco líquido y suele tener unos hábitos desequilibrados (alimentación rica en proteínas con escaso consumo de fibra).