¡Cuidado con el calor!

El verano es la época del año esperada por todos. Junto con esta estación llegan las vacaciones, los viajes, los paseos a la playa, pero también el calor, la exposición prolongada ante los rayos del sol y el exceso de sudoración.

Es además, el momento del año que muchos escogen para comenzar una dieta y practicar ejercicios al aire libre que les permita lucir un mejor cuerpo con sus trajes de baño o ropas veraniegas.

Los primeros calores del año nos tientan a ciertos excesos. Uno de ellos es la necesidad estética de mostrarnos con una tez acorde a la estación. Mucho se habla y queda por hablar sobre los riesgos de una inadecuada exposición a los rayos solares.

El organismo dispone de mecanismos para regular la temperatura corporal dentro de límites bastante amplios, lo que es llamado termorregulación; pero este mecanismo puede ser excedido no sólo en niños, ancianos o personas con algunas dolencias, sino que pueden llegar a ser insuficientes aun en los saludables jóvenes, con frecuencia más deseosos de disfrutar cada verano como si fuera el último.

¿Cómo es el equilibrio regulatorio de la temperatura corporal?

Nuestro cuerpo constantemente gana y pierde calor. Se genera gran cantidad de calor por los procesos biológicos internos del cuerpo (denominado en su conjunto metabolismo basal). Este calor se eleva con la actividad física. También se gana calor del medio ambiente en forma de radiaciones, fundamentalmente la solar u otras fuentes generadoras como pueden ser maquinarias o combustión de gas y otros productos a nuestro alrededor.

Por otra parte se pierde calor (siempre que la temperatura externa sea inferior a la del cuerpo) por radiación de ondas hacia el medio o por transferencia hacia el aire circundante. También se puede transferir nuestro calor directamente al contacto con objetos más fríos. Otra formas de perder energía calórica es a través de la evaporación del sudor y la respiración.

Los mecanismos de termorregulación corporal están constantemente activos y en ellos participan los sistemas nerviosos, cardio-circulatorio, renales y hormonales.

¿Qué ocurre cuando el calor es excesivo?

Hay falta importante de líquidos, pérdida de electrolitos (sodio, potasio, cloro etc), elevación de la temperatura corporal y, producto de ello, afectación del funcionamiento de los distintos sistemas orgánicos. Nos enfermamos.

¿Qué trastornos se producen?

Una de las principales causas de enfermedades causadas por el calor es la deshidratación. La cantidad de agua necesaria para reponer los líquidos que pierde el cuerpo varía de persona a persona y depende de la temperatura, humedad y del tipo de trabajo. Es importante conocer los síntomas que se producen, pues no siempre la sed es un aviso temprano de estos trastornos. Las enfermedades y sus síntomas pueden ser:

Agotamiento por calor. Se produce sudoración excesiva, palidez, calambres musculares, sensación de agotamiento, mareos o dolores de cabeza, sensación de nausea o vómito y puede producirse el desmayo.

Golpe de calor. Puede llegar a ser muy grave y es necesaria siempre la asistencia médica. Temperatura corporal superior a los 39°C, piel roja, caliente y usualmente seca, fuerte dolor de cabeza y/o mareos, dolor de estómago, estado de confusión o pérdida de conciencia.

¿Quiénes son susceptibles de padecer estas enfermedades?
Tienen una susceptibilidad mayor: quienes no han descansado lo suficiente, tienen sobrepeso, niños y adultos mayores de 40 años, quienes padecen de presión alta, están tomando medicamentos, alcohólicos, diabéticos, o quienes simplemente no siguen las medidas para controlar los efectos del calor.

¿Cuáles son las medidas a tomar?

Están en dos niveles: las medidas para prevenir los trastornos por calor y las medidas para tratar síntomas de trastornos por calor.

Medidas preventivas:

  • Ingerir más líquidos independientemente del tipo de actividad, sin esperar estar sediento.
  • Evitar bebidas cafeinadas, alcohólicas o muy azucaradas.
  • No exponerse al sol demasiado tiempo o en horarios en que los rayos solares llegan más verticalmente.
  • Tener habitaciones ventiladas.
  • De ser posible, permanecer en locales con aire acondicionado.
  • Reducir la actividad física cuando el calor es excesivo o en locales cerrados. Ingerir al menos dos vasos de líquido por hora en estas circunstancias.
  • Descansar con frecuencia a la sombra.
  • Usar ropa ligera, holgada y de colores claros.
  • No permanecer en el interior de vehículos estacionados al sol o cerrados.
  • Tener especial cuidado con niños menores de 4 años, personas mayores de 65 años y enfermos.
  • Tener presentes los factores que aumentan la producción de calor (ejercicio físico, fiebre, hipertiroidismo, consumo de drogas); la absorción de calor (viviendas calurosas, trabajos en ambientes calurosos); interfieren con la pérdida de calor (temperaturas ambientales elevadas, alcoholismo, diabetes, elevada humedad ambiental, ropa inadecuada).

Fuente: alimentacion- sana.es

 

Isabel Caballero
isabelnl97@terra.es