DESNUTRICIÓN EN LA EDAD AVANZADA

La desnutrición tiene lugar cuando un cuerpo no obtiene los nutrientes suficientes de los alimentos que consume y son necesarios para funcionar correctamente. Los nutrientes incluyen: grasas, carbohidratos, proteínas, vitaminas y minerales. Estas sustancias proporcionan energía al cuerpo, le ayudan a crecer, reparar tejidos y regulan funciones corporales como la respiración y los latidos del corazón. Su frecuencia entre la población general de personas mayores no es alta (no supera el 5%), pero aumenta en gran medida en ancianos débiles u hospitalizados, entre los que puede alcanzar un 50%.

La desnutrición no es consecuencia inevitable del envejecimiento. El aumento de edad produce algunos cambios en la composición del organismo. En las personas mayores sanas disminuye la masa muscular magra (aquella formada por huesos y músculos, fundamentalmente) y aumenta el contenido de grasa a casi el doble que en la edad adulta. Otros órganos, como el cerebro o el hígado, también reducen su tamaño con la edad. La pérdida de masa magra es fundamentalmente muscular. Como consecuencia, disminuye la masa celular metabólicamente activa (se reduce el metabolismo basal), lo que puede disminuir los requerimientos calóricos. Con el paso de los años, se tiende a consumir menos calorías totales, sobre todo a expensas de las grasas. La cantidad de proteínas ingeridas se mantiene y la de carbohidratos aumenta. Los carbohidratos están presentes en numerosos alimentos de bajo coste, y comidas sencillas de preparar o que no necesitan preparación (como el pan, las patatas o el arroz), lo que explica en parte el aumento de su utilización. Todos estos cambios pueden hacer disminuir las reservas de nutrientes, haciéndolas insuficientes.

DESNUTRICIÓN. TIPOS.

  • Crónica o marasmo. Es consecuencia de un desequilibrio crónico entre la ingesta y las necesidades energéticas del individuo.
  • Aguda o Kwashiorkor. Se produce como consecuencia del consumo insuficiente de proteínas en la dieta.
  • Mixta. Se produce por carencia global, calórica y proteica. Es la forma más grave y más frecuente en nuestro medio.

 

DESNUTRICIÓN. CAUSAS.

  • Problemas de salud. Los adultos mayores pueden tener problemas de salud que causan pérdida de apetito o dificultad para la ingesta. Esto podría incluir afecciones como la demencia y otras enfermedades crónicas, también problemas dentales que dificultan masticar o tragar alimentos.
  • Medicamentos. Ciertos medicamentos pueden disminuir el apetito o afectar el sabor y el olor de los alimentos.
  • Ingresos bajos. Suelen tener ingresos fijos. Es posible que paguen medicamentos caros para ayudar a controlar las afecciones de salud. Pueden tener problemas para pagar las compras, especialmente los alimentos saludables que necesitan.
  • Discapacidad. Si se tiene demencia o discapacidad física, tal vez resulte difícil comprar alimentos o cocinar para sí mismos.
  • Problemas sociales. A medida que envejecemos, podemos comenzar a perder amigos y familiares. Los adultos mayores que generalmente comen solos pierden interés por cocinar y comer.
  • Depresión. En adultos mayores puede conducir a la pérdida de ánimo y apetito.

 

DESNUTRICIÓN. RECOMENDACIONES.
Las necesidades de proteínas, vitaminas y minerales siguen siendo las mismas que las de cualquier persona, a excepción de las grasas y azúcares, ya que éstos deben reducirse para evitar que padecimientos como hipertensión, diabetes, obesidad y colesterol elevado se presenten o agraven.
Su alimentación debe incluir cinco comidas al día en cantidad moderada. A lo largo del día, entre y durante las comidas, se debe beber gran cantidad de agua, jugos y/o té (de 2 a 3 litros), lo cual resulta muy importante, ya que es frecuente que las personas de edad avanzada pierdan sensibilidad a los cambios térmicos y, en consecuencia, disminuya su sensación de sed, lo que podría derivar en deshidratación o estreñimiento. Es importante considerar que las temperaturas extremas representan un riesgo, pues pueden sufrir deshidratación, factor que puede tener graves repercusiones en su salud. Por ello, es necesario que incrementen el consumo de líquidos, así como el de ensaladas de frutas y verduras.
Por el contrario, si el clima es frío, la dieta debe contener más calorías, para lo cual se puede aumentar el consumo de grasas (en forma de aceites) y de carbohidratos, como maíz, frijol, arroz, pan, pastas, avena y frutas. También debe procurarse ingerir más alimentos ricos en vitamina C (contenida en naranja, limón, guayaba, tangerina y mandarina). Dicho nutriente fortalece las defensas del organismo de manera que se reduce la posibilidad de que un simple resfriado se convierta en enfermedad pulmonar grave.

Por otra parte, es saludable y muy recomendable que las personas de la tercera edad realicen algún tipo de actividad física para mejorar la circulación sanguínea, prevenir calambres y combatir la depresión. Así, se les debe estimular a salir a caminar, ya sea para ir de compras, pasear a la mascota, etc. También tomar un breve baño de sol en algún parque les dará la posibilidad adicional de charlar con otras personas.

Por último, recordar que el entretenimiento es muy importante para mantenerse sano, por lo que pueden aprovechar parte de su tiempo acudiendo al cine o al teatro, haciendo algún trabajo manual o visitando a familiares y amigos. Actividades como leer, escribir, escuchar música o ver la televisión pueden brindarles un poco de distracción y ayudarles a no pensar en sus malestares o en situaciones que los depriman.

Por todo lo explicado, podemos afirmar que en esta etapa de la vida tenemos más riesgo nutricional que en las anteriores. Además, debemos pensar que nuestra sociedad, es una sociedad cada vez más envejecida, por tanto, es un problema que se agrava y que debemos tener presente.

Bibliografía
[1] Álvarez-Hernández J., Planas M., León-Sanz M., García de Lorenzo A., Celaya-Pérez S., García-Lorda P., et al. Prevalence and costs of malnutrition in hospitalized patients; the PREDyCES Study. Nutr. Hosp. 2012; 27(4):1049-59.
[2] Cuerda C., Álvarez J., Ramos P., Abánades J.C., García-de-Lorenzo A., Gil P., et al. Prevalencia de desnutrición en sujetos mayores de 65 años en la Comunidad de Madrid. Estudio DREAM + 65. Nutr. Hosp. 2016; 33(2):263-269.
[3] Pérez A., Lobo G., Orduña R., Mellado C., Aguayo E., Ruiz M.D. Desnutrición en pacientes hospitalizados: prevalencia e impacto económico. Med. Clin. 2004; 123(6):201-206.

Enlaces de interés
(1) geriatricarea.com/nutricion-paciente-edad-avanzada/
(2) medigraphic.com/cgi-bin/new/medigraphic.cgi/
(3) es.familydoctor.org/

Noelia Llorente
n.llorente@novadiet.es