La alimentación durante el verano: cómo mantener unos buenos hábitos

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Las vacaciones de verano suelen ir acompañadas de cierta desorganización en los hábitos alimentarios: hay menos rigor con los horarios ya que, en general, el ritmo de comidas está marcado por los horarios laborales y escolares. El hecho de que durante el verano los niños no vayan al colegio y los horarios del trabajo se flexibilicen -o se rompan del todo en las vacaciones- hace que la rutina alimentaria se altere .

El buen tiempo invita a salir más y quedar con amigos, unas situaciones que en ocasiones derivan en tomar algo, picar o comer fuera de casa, hay más oportunidades para consumir alimentos «especiales», o que, simplemente, no forman parte de la dieta habitual, bastante más calóricos.

Por otra parte,  el grado de actividad física disminuye, ya que se deja de ir al gimnasio o de salir a correr o a caminar durante las vacaciones de verano.

¿Cual es el resultado de estas combinaciones ? Que regresamos a casa con algún kilito de más. Y es que en vacaciones la tendencia es subir de peso. A continuación se ofrecen algunos consejos para evitar subir de peso y mantener los buenos hábitos alimentarios durante el verano.

  • Incluir frutas y verduras en la dieta, sin duda, es una de las mejores maneras de asegurar los niveles adecuados de líquidos que precisa nuestro organismo para evitar la deshidratación y también nos aporta nutrientes protectores a la piel frente a la acción oxidante de los rayos del sol que la queman . Por su aporte de fibra permite que saciemos el apetito sin que nos pese y potencia un óptimo funcionamiento del intestino. Además, en esta época podemos disponer de una gran variedad de fruta de temporada con un  gran sabor y muy buena relación calidad y precio, como el melón, la sandía, los albaricoques, melocotón… que se pueden consumir de diferentes formas: en macedonia, brochetas, zumos, granizados ..
  • Ensaladas: son las estrellas del verano, son ligeras, refrescantes, fáciles de preparar y, además, otra de sus ventajas, es que nos las podemos llevar para comer fuera, en la playa, en el campo, en la oficina… de esta forma, nos permiten cuidar nuestra alimentación. Existen infinidad de recetas: de patata, de pasta, de arroz, de pollo… No tenemos que olvidarnos de una de las recetas básica de la cocina de verano: el gazpacho, que nos aportan gran cantidad de vitaminas ( C, A Y E ), antioxidantes (gracias al licopeno del tomate), fibra; y,  por supuesto muy bajito en calorías y  muy  refrescante.

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  • Legumbres, sin falta: El calor que generalmente acompaña a los días de verano ocasiona que las legumbres pierdan presencia en los menús semanales. No obstante, el compendio de nutrientes que reúne estos alimentos es insuperable, de modo que su ingesta semanal es obligada. El secreto para incluirlas como plato de verano es cambiar su forma de presentación y elaboración.

– Ligeras sopas con legumbres, como lentejas, alubias o garbanzos, entre otras.

– Sabrosas cremas frías o templadas, por ejemplo, de guisantes

Ensaladas frías de legumbres, que se dejan macerar con la vinagreta o una mezcla aromática de hierbas y que abren el apetito, como la ensalada de garbanzos.

  • Barbacoas vegetarianas y de pescado. Las barbacoas son, en verano, el pretexto más buscado para el encuentro familiar o con amigos. Pero también son un momento idóneo para sorprender a los invitados con la originalidad.

    Algunas opciones para ello son las barbacoas vegetarianas con verduras carnosas a la parrilla como berenjenas, calabacines…. y barbacoas de pescados asados a la parrilla (sardinas de temporada, bonito a la plancha, lomos de rape, brochetas de pescado,  de langostinos o gambas).

    Incluso, es posible asar la fruta en la barbacoa, que bien puede servir de guarnición dulce muy original y sabrosa.imagesP653AZKF

  • Helados naturales y de frutas. La gama de helados que se ofrecen en tiendas y chiringuitos poseen muchas calorías, grasas y azúcares en un pequeño, aunque delicioso, bocado. La propuesta más sana y liviana consiste en preparar helados, granizados, sorbetes, batidos y zumos bien fríos con las frutas de temporada, como las fresas, melocotones, albaricoques….
  •  Té frío de postre o entre horas. Los tés, en toda su amplia gama (blanco, verde, rojo, negro), resultan refrescantes, proporcionan el estímulo esperado y calman la sed;  se pueden servir bien  fríos, acompañados de hielo picado o en forma de granizado o mezclados con jugo de limón.

  • En verano el mejor refresco es el agua, que debe ingerirse de forma abundante. Es mejor dejar de lado las bebidas azucaradas que no nos refrescan y encima tienen un alto aporte calórico.
  • Por otra parte, el verano es tiempo de excursiones en las que solemos comer un bocadillo que no tiene por qué no ser saludable pues, para empezar, el pan lo podemos consumir integral y nos aportará más fibra. Podemos comer alimentos como pavo, atún, pollo… que nos aportan proteínas de gran calidad, y lo podemos acompañar con vegetales como la lechuga o el tomate que, además de complemento, son una gran fuente de vitaminas.

Así que… a disfrutar del verano con unos hábitos de alimentación saludable !!!

Maria Recio
m.recio@novadiet.es