La sandía

La sandía se puede decir que es la fruta que más cantidad de agua contiene (93%), por lo que su valor calórico es muy bajo, apenas 20 calorías por 100 gramos. Los niveles de vitaminas y sales minerales son poco relevantes, siendo el potasio y el magnesio los que más destacan, si bien en cantidades inferiores comparados con otras frutas. El color rosado de su pulpa se debe a la presencia del pigmento licopeno, sustancia con capacidad antioxidante. El potasio es un mineral necesario para la transmisión y generación del impulso nervioso y para la actividad muscular normal, interviene en el equilibrio de agua dentro y fuera de la célula.

Composición por 100 gr de porción comestible

Calorías

20,3

Hidratos de Carbono (g)

4,5

Fibra (g)

0,3

Potasio (mg)

88,5

Magnesio (mg)

11

Acido Fólico (mcg)

3

Beta-caroteno (provit A) (mcg

18

Sandía, corazón y síndrome metabólico

Los beneficios biológicos tras un mayor consumo de sandía se traducen en una posible mejoría del control de la glucemia y de la dislipemia, e incluso, de la hipertensión arterial. La sandía es una fuente biodisponible de citrulina, precursor para la síntesis de arginina (necesaria para la formación de proteínas y otras moléculas) en los seres humanos y, por tanto, el consumo de este alimento funcional puede tener implicaciones importantes en la prevención y tratamiento de enfermedades cardiovasculares, cerebrovasculares y en el síndrome metabólico.

El perfil de una persona con síndrome metabólico incluye obesidad, hiperglucemia, hiperinsulinemia y resistencia a la insulina, además de dislipemia e hipertensión arterial. Estos factores, de forma independiente o en conjunto, contribuyen a un alto riesgo de enfermedad cardiovascular, una de las principales causas de mortalidad en los países occidentales.

La sandía es uno de los pocos alimentos ricos por naturaleza en el aminoácido citrulina y, aunque en esta fruta se detectan cantidades variables de tal compuesto, se estima un contenido medio de 1,5 mg/g. De este modo, con el consumo de un kilo de sandía, se alcanza el 40% de la ingesta media diaria recomendada para las personas adultas: 3,8 g de arginina (aminoácido que se forma a partir de la citrulina).

La arginina es un aminoácido esencial para los jóvenes mamíferos (incluidos los bebés humanos) y para adultos con traumatismos, quemaduras, resección masiva del intestino delgado e insuficiencia renal. Se sintetiza a partir de citrulina, a través de una compleja vía metabólica, en todas las células animales. La arginina es fundamental para la formación de proteínas y otras moléculas con enorme importancia biológica, como el óxido nítrico, un factor vasodilatador, antiaterogénico y antitrombótico, esencial para regular el tono vascular y la hemodinámica (dinámica del corazón y de la sangre).

Una concentración orgánica adecuada de arginina se ha asociado también con mejoras en la concentración plasmática de glucosa, en gran medida debido a que el óxido nítrico aumenta el flujo sanguíneo, la captación y oxidación de glucosa por el músculo esquelético y la sensibilidad a la insulina en los tejidos, además de regular la oxidación de la grasa.

Una buena porción de sandía al día

Uno de los pocos estudios que ha investigado la biodisponibilidad en humanos de la citrulina y sus metabolitos, como la arginina, tras el consumo de alimentos lo ha realizado el Servicio de Investigación Agrícola (ARS) del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA). En este estudio controlado y cruzado de tres semanas de duración, los participantes consumieron una dieta controlada por nutricionistas que incluía un consumo bajo de jugo de sandía (0,260 kg por taza, 3 tazas al día) y un consumo alto (0,52 kg por taza, 6 tazas diarias de zumo) en las tres comidas principales (desayuno, comida y cena). El periodo de lavado entre un tipo de consumo y otro (bajo o alto) fue de dos a cuatro semanas. Durante ese tiempo, los participantes consumieron una dieta de libre elección, con la excepción de ingerir alimentos ricos en licopeno, como la sandía o el tomate.

En este estudio se comprobó que, tras tres semanas, los individuos que más jugo de sandía consumieron tenían mayores concentraciones de arginina, en comparación con el grupo control. Tras analizar estos resultados, aunque sin imitar cantidades, el consejo dietético saludable recomienda comer una buena porción de sandía cada día durante toda la temporada de esta fruta veraniega. El consumo de sandía es bueno para la salud sin efectos secundarios, aunque con excepciones en casos concretos. Las personas que tengan muy descompensados los triglicéridos o los índices de glucemia, o bien quienes tengan patología hepática que requiera un control estricto de los azúcares, tendrán incluso que limitar el consumo de cualquier fruta.

Sandía no solo de postre

La temporada de sandía no es muy extensa, de forma que conviene aprovechar diversas recetas para no relegarla solo a la fruta de postre. Se puede comenzar el menú con un entrante de gazpacho de sandía, que tan solo se diferencia del tradicional en que se añade la fruta al resto de ingredientes típicos. También puede servir de entrante refrescante la sopa fría de sandía con yogurt, para lo cual habrá que adaptar la receta propuesta y sustituir el azúcar por un toque de aliño con sal, pimientas y un chorrito de aceite de oliva virgen. Incluso, se puede probar y añadir pepino al batido.

Las propuestas dulces son más variadas, de forma que es fácil y rápido improvisar con sandía un zumo mezclado con piña o con naranja. Los sorbetes y los granizados son muy refrescantes y apetitosos. Como colofón a una comida casera, se puede servir de postre una vistosa brocheta de melón, sandía y piña o una sandía rellena.

Isabel Cebrian
i.cebrian@novadiet.es