Osteoporosis

La osteoporosis es la pérdida del tejido óseo resultante de una disminución de las existencias de calcio que contienen los huesos; éstos se hacen porosos y pierden su resistencia. Es la complicación más grave de la carencia de estrógenos. La evolución es lenta e insidiosa y se manifiesta mediante: dolores difusos e imprecisos aunque tenaces, generalmente dorsales o lumbares; deformaciones debidas al aplastamiento de las vértebras que se comprimen; disminución progresiva de la estatura que puede abarcar de 3 a 12 cm.

La carencia de estrógenos puede provocar una pérdida ósea porque a pesar de su rigidez aparente, el hueso está en perpetua transformación. Los estrógenos son esenciales para su formación y también para protegerlo contra los procesos de destrucción porque lo ayudan a conservar sus reservas de calcio y de vitamina A.
Los factores de riesgo de osteoporosis son:

  • Las mujeres de raza blanca, de piel clara y pelo rubio, lo mismo que las asiáticas.
  • Las mujeres que tienen en la familia cercana casos de osteoporosis.
  • Las que son delgadas, de estatura pequeña y poco musculosas.
  • Aquellas que han tenido menopausia precoz natural.

También entran en juego algunas enfermedades que imponen la ablación quirúrgica de una parte del intestino o del estómago que conllevan una disminución de la absorción intestinal de calcio; lo mismo sucede con medicamentos como los corticoides, los extractos tiroideos o los antiácidos.
Existen otros factores controlables, relacionados con el estilo de vida:

  • Las fumadoras presentan un riesgo mucho mayor de fracturas óseas.
  • El alcohol en dosis excesivas.
  • El abuso de cafeína.
  • La falta de ejercicio.
  • Una alimentación inadecuada para esta edad: demasiado pobre en calcio; si la cantidad de fósforo ingerido con la alimentación supera una determinada cantidad, la pérdida de masa ósea puede acelerarse; demasiado rica en proteínas; exceso de sal; pobre en vitamina D.

Algunos consejos para tratar o prevenir la osteoporosis:

  • Hacer ejercicio. La actividad física regular refuerza los músculos, que a su vez, estimulan los huesos. Favorece su irrigación sanguínea y les aporta oxígeno.
  • Pasear con frecuencia los días de sol para que los huesos puedan asimilar el mineral.
  • Enriquecer la alimentación con productos ricos en calcio, preferentemente alimentos frescos.
  • Una aportación suficiente de vitamina D.
  • Por último, eliminar todos los factores de riesgo: alcohol, tabaco, exceso de café y sal.
Idoia Ferraz
ferrazidoya@gmail.com