RELACIÓN ENTRE ALIMENTACIÓN Y BIENESTAR EMOCIONAL

¿Te has preguntado alguna vez cuánto influye tu alimentación en tu día a día, en tu estado de ánimo, en tu trabajo, en tus relaciones?.

La alimentación inadecuada puede afectar a tus emociones y estados de ánimo mucho más de lo que piensas, ya que están directamente relacionadas. El bienestar físico y emocional puede evaluarse como un estado de salud en su conjunto.

¿CÓMO AFECTA LA ALIMENTACIÓN A NUESTRAS EMOCIONES?

Los alimentos son el centro de toda nuestra energía vital, si no nos alimentamos adecuadamente podemos sufrir deficiencias y enfermedades relacionadas con los órganos y el sistema nervioso, esto a su vez se relaciona con el funcionamiento emocional que tenemos cada día. El proceso digestivo y sus alteraciones también llevan a enfrentar problemas y malestares, nada más irritante que tener problemas de estómago, colon o intestinos. En definitiva esto altera tus emociones. 

Comemos de mala manera por ansiedad, por aburrimiento, por falta de motivación, para escapar de la rutina, por tolerar mucho tiempo estados continuados de estrés. A este tipo de alimentación se le denomina “alimentación emocional” y genera más problemas que soluciones. Se ha comprobado que está estrechamente ligada a la obesidad, diabetes y demás enfermedades metabólicas.

ALIMENTOS Y EMOCIONES

¿Qué conlleva  esa alimentación emocional?

  • Sentirnos pesados. Es muy común sentirnos tristes y pesados después de un atracón con alimentos repletos de grasas y muy condimentados, incluso se nos dificulta mantener el buen humor o levantarnos de la mesa después de que hemos cargado nuestro organismo con energía pobre o de muy baja calidad. El consumo de bebidas carbonatadas, con elevados contenidos de azúcar blanca, combinado con dosis altas de cafeína puede provocarnos estados de ánimo alterados e irritados.
  • Estados depresivos por la ingesta de alimentos incorrectos. De igual forma, comer más veces de lo requerido, hará que estemos constantemente empezando un ciclo digestivo, este desgaste energético, producto de nunca acabar de digerir, está asociado a estado depresivos y falta de motivación por la vida.
  • Estados de estrés. Los alimentos que consumimos se vierten en nuestro torrente sanguíneo después de un proceso de absorción, transformación y metabolización. El pH de la sangre se ve alterado con frecuencia por estados anímicos como el estrés, provocando una serie de manifestaciones tanto emocionales como físicas. Este proceso es conocido como acidificación, y produce un desgaste corporal y un proceso precoz de envejecimiento, estrés y ansiedad.

RELACIÓN ENTRE ALIMENTOS Y ESTADOS DE ÁNIMO

Así, los alimentos salados se relacionan con la ansiedad y los deseos compulsivos, ya que la sal estimula el riñón, mientras que la comida dulce se asocia con las preocupaciones y está demostrado que calma las inquietudes y las excitaciones en el humor.

Es recomendable un uso moderado de los dulces para no caer en sentimientos de complacencia y dependencia emocional, pero también aportan energía al estómago y al bazo, sin la cual puede alcanzarse una sensación de depresión o ansiedad.

Por su parte, la comida picante es un estimulante físico que controla la sensación de melancolía, mientras que los sabores ácidos y agrios estimulan el ingenio y el intelecto, y los alimentos amargos benefician al corazón y al intestino delgado provocando una sensación de alegría.

¿EN QUÉ SE DIFERENCIA COMER POR ESCAPE EMOCIONAL DE COMER PORQUE SE TIENE HAMBRE?

Como puedes ver, comer emocionalmente es una necesidad urgente caracterizada por el ansia de comer un determinado alimento o alimentos en general, pero en cantidades excesivas (pues se pierde el autocontrol para parar).

Comer algo simplemente por antojo, no es lo mismo que comer emocionalmente. Todos tenemos “antojos” por ciertos alimentos de vez en cuando, pero el comportamiento está controlado debido a un factor de saciedad. Además el antojo no involucra estados de ánimo y tampoco es una conducta repetida.

El hábito de comer emocionalmente se desencadena como un acto reflejo ante algún estímulo determinado como tristeza, estrés o ansiedad.

Primero tenemos un estímulo que nos motiva a comer, hasta encontrar finalmente la recompensa. La única forma de cambiar la rutina de comer emocionalmente es reconocer que nos motiva a hacerlo y buscar otra rutina que nos permita obtener la misma recompensa.

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¿CÓMO DEJAR DE COMER EMOCIONALMENTE?

Una vez que hemos comprendido cómo los alimentos afectan las emociones, vamos a guiarte con unos sencillos consejos que bien tomados y llevados a la práctica, serán útiles para recobrar o mantener el control de tu salud emocional.

  • Sé un comedor consciente. Internaliza el efecto de los alimentos en tus tres ejes principales, físico, corporal y emocional, entiende que funcionas como un todo y que todo puede afectarse por un desequilibrio en alguna de las áreas, practica el dialogo interno.
  • Establece un orden. Ordena tus comidas, haz tu propia rutina de alimentación, tu cuerpo requiere planificar los momentos en los que absolverá los alimentos, no puedes estar constantemente en digestión o terminarás exhausto, las horas de las comidas deben ser regulares, de esta forma la energía experimenta estabilidad y así tus emociones. Respeta tus horarios.
  • Elige alimentos orgánicos. Recomendar la compra y consumo de alimentos orgánicos, debido a su alta calidad en cuanto a nutrientes y su baja o nula concentración en químicos, preservadores, hormonas y otros, estos compuestos añadidos en el proceso de industrialización, solo aportan sustancias que causaran daño a tu salud.

“CUÍDATE, si descuidas tu alimentación te estás descuidando a ti mismo”.

Enlaces de interés: lavidalucida.com; familydoctor.org; saludterapia.com; alimentatubienestar.es

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Noelia Llorente
n.llorente@novadiet.es