Un buen estado nutricional es necesario para mantener una salud óptima y evitar el desarrollo de enfermedades cuyas manifestaciones en la edad avanzada pueden complicar el envejecimiento fisiológico.
En los menores, la hidratación diaria es tan importante como una correcta nutrición para el desarrollo y crecimiento de un niño, ya que influye en el funcionamiento de sus células y órganos, el transporte de nutrientes, los procesos de depuración de desechos que su organismo no necesita y la regulación de la temperatura corporal, entre otras funciones vitales
“Hidratación también es salud” es el lema elegido este año para el Día Nacional de la Nutrición, por ello en este post vamos a comentar la gran importancia de la hidratación a la hora de realizar ejercicio físico.
Llevas entrenando todo el invierno para pruebas importantes que disputarás esta primavera-verano. Has seguido minuciosamente tu plan de entrenamiento y has puesto especial atención a lo que comes. Incluso puede que te hayas dejado algún kilo de grasa por el camino. Todo está más o menos bajo control, pero hay algo más que tienes que tener muy en cuenta para que todos estos esfuerzos te lleven a buen puerto, sobre todo ahora que empiezan a subir las temperaturas -¡por fín!-, y es tu estado de hidratación durante los entrenamientos y la competición.
En este artículo vamos a tratar sobre la alimentación que deberán tomar nuestros pequeños, desde que nacen hasta que van al cole y se hacen mayores.
Las vacaciones de verano suelen ir acompañadas de cierta desorganización en los hábitos alimentarios: hay menos rigor con los horarios ya que, en general, el ritmo de comidas está marcado por los horarios laborales y escolares. El hecho de que durante el verano los niños no vayan al colegio y los horarios del trabajo se flexibilicen -o se rompan del todo en las vacaciones- hace que la rutina alimentaria se altere .
Nuestro organismo controla la hidratación de manera muy eficaz. Tenemos un conjunto de sensores que ayudan a controlar nuestro nivel de hidratación. La pérdida de líquidos dispara una catarata de señales que alertan al centro de la sed que está ubicado en nuestro cerebro. Este nos obliga a beber.
Durante el embarazo y la lactancia, las necesidades de la mujer aumentan, pero no se debe "comer por dos" ni comer el doble como muchas personas creen. Es más, durante la gestación se producen ajustes digestivos y metabólicos que permiten un mayor aprovechamiento de los nutrientes. Aun así, las necesidades aumentan (aunque no se duplican) para el correcto crecimiento del feto, para cubrir las necesidades de la mujer embarazada y prepararla para el parto, así como para promover la futura lactancia materna.