Dormir menos horas de las necesarias una noche tras otra y tener horarios de sueño desorganizados favorecen el sobrepeso y aumentan el riesgo de diabetes, según una serie de investigaciones que en los dos últimos años han explorado la relación entre el sueño y el metabolismo.

Estas investigaciones muestran que el metabolismo del cuerpo humano se altera cuando no se duerme lo suficiente de manera habitual y cuando se perturba con frecuencia el ciclo del sueño. En estos casos, el cuerpo experimenta cambios que lo llevan a tener más hambre, a preferir alimentos calóricos, a quemar calorías con menos eficiencia y a acumular más grasa, lo cual favorece el sobrepeso y la obesidad. Al mismo tiempo, se reduce la secreción de insulina en el páncreas y merma la capacidad de esta hormona de controlar el nivel de azúcar en el conjunto del organismo, lo cual eleva el riesgo de diabetes.

El estado emocional ,el estrés, el aburrimiento o la tristeza, condicionan la manera en que nos relacionamos con la comida, condicionan lo que comemos. El estado de ánimo puede alterar nuestras elecciones alimentarias y viceversa: haber consumido (o dejado de consumir) determinados alimentos puede influir en el estado anímico. Distintos estudios apuntan que la tristeza, el aburrimiento o el estrés condicionan la manera en que nos relacionamos con la comida. Unas veces, lo hacen de forma obvia y evidente; y otras, de manera sutil e inconsciente. Sin embargo, estas interacciones son tan complejas, que es difícil establecer con claridad cómo es el vínculo entre emoción e ingesta, qué es consecuencia y qué es causa.
La obesidad es un síndrome metabólico complejo que se define como el aumento patológico en la cantidad corporal de grasa. Estas características permiten diferenciarla de otros estados de ganancia de peso, como la insuficiencia cardiaca congestiva o la hipertrofia muscular de los culturistas. Por esta razón se intentado cuantificar la obesidad y el sobrepeso y se han ido considerando distintos índices para determinarlo.
La nicotina actúa disminuyendo el apetito, los movimientos musculares a lo largo de todo el sistema digestivo (en especial a nivel de estómago e intestino) necesarios para la digestión de los alimentos. Actúa también reduciendo la función de la vesícula biliar -almacén de bilis- necesaria para la asimilación de las grasas-, y de otras secreciones digestivas, lo que dificulta el aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos.
El estrés es un mecanismo necesario para mantener la vida física y emocional, pero demasiado estrés o durante mucho tiempo puede producir agotamiento físico y psíquico o enfermedad. El estrés puede manifestarse con síntomas en cualquier órgano o sistema del cuerpo, destacando en principio síntomas como:

Primer principio de la termodinámica:" la energía ni se crea ni se destruye, sólo se transforma"

El metabolismo, es un complejo e importante proceso del organismo muy relacionado con la alimentación, de ahí que se suela mencionar en muchas dietas a la hora de establecer nuevos hábitos nutricionales.

 El estreñimiento se puede definir como la dificultad o disminución en la frecuencia de la evacuación de las heces, las cuales son de consistencia muy dura y seca, con menos de tres deposiciones por semana. Cuando existe estreñimiento el metabolismo se reduce y a la persona se le dificulta el adelgazar. El estreñimiento es un factor causante del llamado “metabolismo lento”.
Irisina: la hormona que quema grasa contra la obesidad. Su accionar produciría en el organismo un remplazo de tejido adiposo “blanco” (difícil de eliminar) por “grasa parda”, predominante en los recién nacidos. La incidencia de la actividad física.El aumento de la hormona depende de la actividad física.