EL CUIDADO DE NUESTROS MAYORES
Un buen estado nutricional es necesario para mantener una salud óptima y evitar el desarrollo de enfermedades cuyas manifestaciones en la edad avanzada pueden complicar el envejecimiento fisiológico.
Un buen estado nutricional es necesario para mantener una salud óptima y evitar el desarrollo de enfermedades cuyas manifestaciones en la edad avanzada pueden complicar el envejecimiento fisiológico.
Nuestras necesidades nutricionales no son las mismas según vamos cumpliendo años. A medida que envejecemos hay que reducir las calorías y potenciar las proteínas, la fibra, el agua, las vitaminas y el calcio de nuestra dieta. Y además, comer más a menudo.
Nuestro organismo controla la hidratación de manera muy eficaz. Tenemos un conjunto de sensores que ayudan a controlar nuestro nivel de hidratación. La pérdida de líquidos dispara una catarata de señales que alertan al centro de la sed que está ubicado en nuestro cerebro. Este nos obliga a beber.
Las últimas guías alimentarias en general, recogen consejos para la realización de una alimentación saludable, entendida no solo como el conjunto de recomendaciones para lograr una nutrición sana, pilar de la promoción de la salud y la prevención de la enfermedad, sino también como una alimentación segura exenta de riesgo para la salud y agradable.
Una de las representaciones gráficas de las guías alimentarias son las pirámides alimentarias. Presentan de forma esquemática las proporciones de alimentos que debe incluir la dieta para aportar la cantidad de energía y nutrientes marcadas en las ingestas recomendadas y en los objetivos nutricionales. En España, la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria (SENC) ha diseñado una pirámide alimentaria para las personas mayores. La última de la que disponemos es la del año 2004, y es sobre la que he basado las siguientes recomendaciones.
Con el incremento de la esperanza de vida crece paralelamente el interés por mantener una buena salud y funcionalidad. La mejora de la calidad de vida suele acompañarse de una menor incidencia de enfermedades, de incapacidad, tanto física como psicológica y de mortalidad. Todo esto hace que conseguir la máxima calidad de vida posible en edades avanzadas constituya una prioridad en las personas mayores.