La nicotina actúa disminuyendo el apetito, los movimientos musculares a lo largo de todo el sistema digestivo (en especial a nivel de estómago e intestino) necesarios para la digestión de los alimentos. Actúa también reduciendo la función de la vesícula biliar -almacén de bilis- necesaria para la asimilación de las grasas-, y de otras secreciones digestivas, lo que dificulta el aprovechamiento de los nutrientes de los alimentos.