Aquí os dejo un artículo muy muy interesante! El estado de ánimo influye en la forma de alimentarnos y, como prueba de ello, la comida    se convierte en el refugio más fácil y accesible. Alimentos con un elevado contenido en grasas, azúcar y sal suponen el mejor consuelo. Por ello, la nutrición emocional busca, a través de habilidades psicológicas, aprender a distinguir entre el hambre físico y el que está marcado por la ansiedad o la apatía.