Desde hace varios siglos el ser humano ha ido aumentando el consumo de proteína de origen animal y esto a su vez ha provocado un aumento en el riesgo de padecer ciertos tipos de enfermedades como la Hipertensión, la Diabetes Mellitus tipo II y un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, y esto es independiente del IMC, aunque como es lógico las probabilidades aumentan cuanto mayor es este.