Nuestra piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo y cumple un papel esencial en nuestra salud y bienestar general. Pero ¿por qué deberíamos preocuparnos por cuidarla? La respuesta es simple: nuestra piel es nuestro escudo, nuestra defensa contra el mundo exterior y nuestra carta de presentación ante el mismo. Mantenerla en condiciones óptimas no es solo un objetivo estético, sino que es una cuestión de salud, ya que actúa como una barrera para proteger al cuerpo contra posibles agentes ambientales externos dañinos. Y, en esta búsqueda de una piel saludable, la vitamina C emerge como una aliada excepcional, ya que se trata de una sustancia imprescindible para nuestro cuerpo y de un ingrediente clave para prevenir el envejecimiento de la piel. Se trata de uno de los ingredientes más utilizados en la composición de muchos productos cosméticos, ya que contribuye a mejorar el aspecto de la piel. Pero, además de aportarla de forma externa, incluirla a través de nuestra alimentación nos permitirá beneficiarnos de todas sus propiedades.

En los últimos años hemos sufrido un gran cambio en nuestros hábitos alimentarios. El aumento de la población urbana ha hecho que los alimentos frescos pasen más tiempo en tránsito desde que se recolectan hasta que llegan a nuestra mesa. Eso, y otros factores como el estrés, o la incorporación de la mujer al trabajo, también ha supuesto un aumento en el consumo de productos prefabricados listos para su consumo. Cada una de las etapas al que se someten los alimentos, tanto en la preparación como en su almacenamiento, produce una pérdida inevitable de vitaminas.

Las vitaminas no responden por igual a los agentes físicos (calor, luz, humedad) y químicos (oxidantes, pH...).

Se acerca el otoño y, con él, la temporada de lluvias, vientos y cambios bruscos de temperatura, por lo que es la época perfecta para enfermar. Cuando el clima se enfría, pasas más tiempo en espacios cerrados donde el aire no se recicla. Eso hace que tiendas a estar más cerca de otras personas que podrían albergar los virus que causan el resfriado. Por suerte, hay algunos consejos que puedes llevar a cabo para prevenir los catarros:

mujer embarazada

Durante el embarazo y la lactancia, las necesidades de la mujer aumentan, pero no se debe "comer por dos" ni comer el doble como muchas personas creen. Es más, durante la gestación se producen ajustes digestivos y metabólicos que permiten un mayor aprovechamiento de los nutrientes. Aun así, las necesidades aumentan (aunque no se duplican) para el correcto crecimiento del feto, para cubrir las necesidades de la mujer embarazada y prepararla para el parto, así como para promover la futura lactancia materna. 

foto verduras de hoja verde

Las verduras de hoja verde tienen un elevado contenido en agua y bajo contenido en grasas e hidratos de carbono. Por ello, son ideales para las dietas de adelgazamiento y para todas aquellas personas que presentan problemas de obesidad.

La creencia popular nos dice que la vitamina C se debe ingerir solo cuando estamos resfriados o tenemos gripe. Nada más lejos de la realidad, pues la vitamina C, es beneficiosa en cualquier momento, ya que nos ayuda a combatir cualquier enfermedad que nos ataque.