Tiroides y alimentación

Cada vez son más los casos que aparecen de trastornos de la glándula tiroides, sobre todo en las sociedades más industrializadas, lo que nos indica una relación con el estilo actual. La incorrecta alimentación que tenemos en Occidente, provocada por las prisas, las comidas rápidas, la mala calidad de los alimentos que tomamos, la falta de ejercicio o el sedentarismo y por una dieta desequilibrada son algunas de las causas.

La alteración de la glándula del tiroides puede ser por una excesiva actividad, en el caso del hipertiroidismo, o por una baja actividad y casi atrofia, en el hipotiroidismo. Si lo relacionamos con la alimentación, sabemos que en los dos casos hay alimentos que son aconsejables y otros que no lo son,  según se tenga una u otra enfermedad.

Este tipo de enfermedades frecuentes en la sociedades consumistas están directamente relacionadas con las emociones: estrés, miedo, falta de comunicación personal y emocional, ira, baja autoestima… En definitiva, una mala gestión emocional origina estas enfermedades, que también incluyen, alergias, asma y cáncer.

El trastorno más habitual de la glándula tiroides es el Hipotiroidismo que es cuando la glándula deja de trabajar y por tanto de producir la hormona tiroxina. Para subsanarlo, la hipófisis produce más cantidad de TSH (hormona estimulante del tiroides), esto estimula la tiroides para que libere más tiroxina, pero como la glándula trabaja lento no la produce , asi que se acumula TSH con valores normales o bajos de tiroxina. En el caso contrario, es decir, que hubiera una producción excesiva de tiroxina, la hipófisis dejaria de producir TSH, lo que provocaría Hipertiroidismo.

La gran importancia de la tiroxina en nuestro organismo se debe a que regula el metabolismo celular. Cuando la tiroides disminuye su producción, el metabolismo se ve frenado y produce un aumento de peso corporal. Otros síntomas son debilidad muscular, sensación de cansancio, hipotermia o constante sensación de frío, reducción de la actividad mental, caída de cabello y debilidad en uñas, piel seca o subida no probada de colesterol. Estos síntomas son comunes a otras enfermedades, lo que hace difícil su detección. También su carencia en edad temprana dificulta el crecimiento.

Lo contrario pasa por un exceso de secreción de la hormona, que acelera el metabolismo; en los primeros años de vida puede provocar un crecimiento desordenado llamado gigantismo. El hipertiroidismo, menos habitual que el hipo, puede provocar un apetito desordenado, irritabilidad, nerviosismo, taquicardia y sensación de calor.

Ciertos vegetales contienen unas sustancias llamadas bociógenas, son compuestos químicos presentes de manera natural en algunos vegetales y que tienen la capacidad de bloquear la absorción y utilización del yodo. Así se frena la actividad de la glándula tiroides.  Las sustancias bociógenas desaparecen por completo con la cocción, por lo tanto, dependiendo de la enfermedad que tengamos, tenderemos a usar estos vegetales crudos o cocinados.

La principal recomendación dietética en caso de Hipotiroidismo es seguir una dieta hipocalórica, debido a la facilidad a aumentar de peso. Por ello disminuiremos el consumo de grasas, la cantidad de alimentos en las comidas y prescindiremos de los productos refinados, como azúcar y harinas. Por otro lado, incorporaremos alimentos ricos en yodo como el pescado, el marisco y las algas,  (kombu, espirulina, fucus, agar-agar, nori o wakame). Con menor importancia estan las cebollas, el ajo y el perejil, las yemas de huevo, y en cuanto a las frutas destacan por su mayor contenido en yodo las peras y los plátanos.

Las hortalizas de la familia «Brassicaceae», que engloba crucíferas (col o repollo, coliflor, coles de Bruselas, brócoli), nabos, rábanos y mostaza contienen compuestos bociógenos (glucosinolatos, progoitrina) que se identifican porque aportan su ligero sabor picante y su pronunciado aroma. El consumo de estas verduras cocinadas no supone riesgo para la salud, ni siquiera para quienes tienen trastornos del tiroides, aunque el consejo médico-dietético recomienda, por precaución, no consumirlas con frecuencia en caso de hipotiroidismo.

Alimentos grasos, como quesos, o que tengan azúcar, no son aconsejables, así como el consumo de alcohol y refrescos que contengan excitantes.

En el Hipertiroidismo hay sensación de debilidad y en las mujeres, cambios del ciclo menstrual, pero a diferencia del hipotiroidismo, se tiende a perder peso sin motivo aparente y aparece un aumento de irritabilidad y de nerviosismo.

Los alimentos más aconsejables son las crucíferas, que en este caso deben comerse crudas o cocinadas al vapor, como el brócoli, las coles de Bruselas, la coliflor, los nabos y repollo. Estos vegetales disminuyen la producción de tiroxina si se comen crudos.

En menor importancia están, las zanahorias, apio, calabaza y entre las frutas, el higo, las uvas, granadas, castañas y nueces. También debemos tomar alimentos ricos en Litio, por el nerviosismo e irritabilidad, como los espárragos, perejil, patatas y fruta, como el melón, muy refrescante y relajante.

Isabel Cebrian
i.cebrian@novadiet.es