22 Ene ALGUNOS MITOS NUTRICIONALES
La triste realidad es que en España no valoramos suficiente la figura del nutricionista. Todos nos prestamos a recomendar dietas rápidas –y supuestamente efectivas– así como alimentos saludables con mucho desparpajo . Muy pocos cuentan con argumentos sólidos y se apoyan en estudios clínicos que sustenten sus palabras. La mayoría se limitan a repetir “dimes y diretes” carentes de rigor científico. Como en cualquier otra ciencia, existen falsos mitos, bulos y leyendas que giran en torno a la alimentación y se propagan por el boca a boca.
Aquí os muestro alguno de ellos;
¿Cuánta fruta puedo comer al día?
Las calorías que aporta una pieza de fruta son las mismas sea cual sea la hora o el momento en que se tome. La fruta, sea cual sea, te engordará lo mismo si la comes como postre que si la tomas antes de comer o dos horas más tarde. La razón de recomendar tomar la fruta antes de comer o a media mañana es que gracias a su contenido en fibra y agua produce un efecto saciante. En dietas de adelgazamiento la fruta supone un elemento ya que contienen vitaminas, pocas proteínas, minerales, fibra y agua. El 80-90% de la composición de la fruta es agua. Por otro lado, las frutas contienen en su composición azúcar de manera natural, por lo que un exceso (más de 3 o 4 porciones por día) puede ocasionar un desequilibrio en nuestra dieta. Lo que si hay que tener en cuenta es que si uno consume frutas durante las primeras horas del día, sus hidratos son utilizados rápidamente como fuente de energía. En cambio, si se consume por la noche su utilización será más lenta, porque las actividades se reducen y el metabolismo baja, por ello no se recomienda tomarla por la noche.
Beber agua durante las comidas engorda.
El agua es un alimento sin calorías, es decir, sus nutrientes no proporcionan energía. Por lo tanto no engorda si se toma antes, durante o después de las comidas. Beber agua antes de las comidas puede sensación de saciedad, por lo que se recomienda en dietas de adelgazamiento. Beber agua ayuda a eliminar las grasas, y no por beber mucha vas a retener líquidos. Otra cosa es que tengas un problema de retención, lo cual podría solucionar tu médico, pero hay que quitarse de la mente ese mito. Es importante consumir una cantidad adecuada de agua, entre 1,5 y 2 litros diarios ya que el 60% de nuestro peso corporal es agua.
Todo lo integral adelgaza.
“Si quieres sorprender a la báscula consume alimentos integrales”. Es una afirmación falsa. Vamos a explicar el porqué. Los alimentos integrales tienen mayor cantidad de fibra y gracias a la misma absorbemos menos grasa. Aceleran el tránsito intestinal y permanecen menos tiempo en el intestino, por lo que en todo caso ayudarían a reducir el colesterol.
Todos los panes integrales (salvado, centeno, integral) tienen mayor cantidad de fibras y sólo un poco menos de calorías que los panes blancos (240 contra 250 calorías cada 100 gramos). La diferencia consiste en que el integral contiene mayor cantidad de fibra y el grano del cereal conserva sus propiedades al no sufrir un proceso de refinado. El pan integral produce una mayor saciedad, disminuye la sensación de hambre y acelera el tránsito intestinal.
Mezclar hidratos de carbono con proteínas engorda.
Las dietas disociadas consisten en no mezclar en una misma comida alimentos ricos en hidratos de carbono (Cereales, pasta, patatas, pan…) con alimentos proteicos (Carne, pescado, huevos…). Este tipo de dietas se basan en que el aumento de peso se debe a una mala digestión, producto de una errónea combinación de alimentos. Estas dietas no tienen ningún fundamento científico, dado que todos los alimentos son una mezcla de nutrientes, por lo que no puede separarse la ingesta de alimentos con hidratos de carbono por un lado y alimentos con proteínas por otro.
Nuestro organismo se encuentra perfectamente dotado de enzimas capaces de digerir los alimentos juntos o separados sin disminuir su actividad o eficiencia. Hay que recordar que cuanto más variada sea una comida más nutritiva será.
Los huevos aumentan el colesterol.
Hay que saber diferenciar entre el colesterol que generamos, que produce el hígado para ayudar a digerir las grasas, y el que absorbemos. La yema del huevo tiene bastante colesterol, pero no hay evidencias de que éste eleve el del cuerpo humano. Los principales responsables dietéticos del aumento de los niveles de colesterol en sangre (y en particular del colesterol perjudicial, el LDL) son las grasas saturadas y las parcialmente hidrogenadas (también llamados ácidos grasos trans). Por ello, restringir el consumo de este tipo de grasas es más beneficioso para el perfil lipídico del plasma sanguíneo que reducir el colesterol de la dieta.
Un huevo de tamaño medio contiene unos 200 mg de colesterol, pero tiene más grasas insaturadas que saturadas y solo 70 calorías. Debido a su contenido en fosfolípidos, que interfieren en su absorción, este colesterol tiene muy poco efecto sobre el colesterol en sangre.
El pan engorda.
Lo habrás oído hasta la saciedad. ¿Es falso? Pues todo depende de la cantidad de pan que consumas y con qué lo tomes. Si ingieres una comida copiosa en la que predominan los hidratos de carbono, añades pan y no quemas esas calorías, lógicamente se transformarán en grasa. Los hidratos aportan energía directa, pero las grasas son aún más calóricas.
Las monodietas adelgazan.
Las monodietas consisten en comer durante un tiempo únicamente un tipo de alimento. La pérdida de peso se produce porque tienen muy bajo contenido calórico. Pero la realidad es que se tratan de dietas desequilibradas con carencias de las cantidades necesarias de macronutrientes, vitaminas y minerales. Son dietas muy monótonas, que impiden que formemos buenos hábitos de alimentación y provocan una sensación de hambre que resulta muy frustrante para las personas que las realizan. Estas dietas sólo consiguen que al finalizarlas, se estimule la ingesta excesiva de alimentos, lo que lleva nuevamente a la ganancia de peso (efecto “yo-yo”).
Las vitaminas engordan.
Las vitaminas son nutrientes que no aportan energía por lo que es imposible que engorden. Las cantidades necesarias de vitaminas dependen de la persona, ya que entran en juego muchos factores como son la edad, el sexo, , enfermedades… Una persona que lleve una alimentación variada y equilibrada prácticamente cubre sus necesidades de vitaminas y minerales. En caso de déficit vitamínico o enfermedad puede ser necesaria la suplementación nutricional mediante prescripción médica.