16 May La chufa … para comer y beber
La típica horchata de verano no existiría sin la chufa. Las chufas son unos pequeños tubérculos subterráneos con forma de nudos que proceden de las raíces de la «juncia avellanada» (Cyperus esculentus) que se llama así por la forma de su fruto parecido a la avellana, de sabor dulce intenso, tiene la piel fina, una apariencia de corcho y un color pardo oscuro.
Su origen
En España, y especialmente en la Comunidad Valenciana, la horchata se elabora a partir de la chufa (cyperus esculentum). Al parecer, ésta ya era usada en el antiguo Egipto, habiéndose hallado vasos que contienen chufas como parte del ajuar funerario de los faraones. Asimismo, autores persas y árabes de la antigüedad mencionan los beneficios digestivos y desinfectantes de la chufa, usada entonces como bebida medicinal por considerársela energética y diurética.
Propiedades
Su alto contenido en vitamina E le otorga un gran poder antioxidante y, además, ayuda a regular el colesterol y el tránsito intestinal.
- Es rica en minerales, como el fósforo, el calcio, el magnesio y el hierro, y en vitaminas, entre las que destacan las vitaminas C y E.
- También aporta numerosas enzimas que facilitan la digestión.
- Su valor energético (100 kcal/100 g) la convierte en una buena bebida energética.
- Contiene bajo sodio.
- No contiene lactosa ni caseína ni gluten, aunque algunas marcas comerciales le añaden proteína de leche.
Elaboración
Existen dos variedades distintas de chufa:
– La «llargueta» que es alargada y
– La «ametlla» más redondeada
La elaboración de la horchata comienza con el lavado del tubérculo, posteriormente pasando a un molino para su trituración, se deja un tiempo en maceración, se prensa varias veces y se obtiene el extracto final. Para finalizar el proceso se le añade azúcar y se vuelve a tamizar. En la actualidad se comercializa una variante de horchata sin azúcar.
Podemos disfrutar de su delicioso sabor, incorporándola en distintos postres y mezclando con frutas o helados.
Fuentes: Wikipedia/Revista Saber Vivir