08 May La obesidad infantil
Interesante artículo en el que se muestran las claves de este trastorno que cada vez afecta a más niños españoles. Realizar ejercicio físico y una adecuada educación alimentaria, claves para atajar este problema.
Fuente:
Dra. Cristina Tricas Moro [Unidad de Medicina del Deporte Quirón – Trayner]
En las últimas décadas ha cambiado considerablemente la estética de la imagen corporal, cobrando el culto al cuerpo una importancia desmesurada en la sociedad actual. Primero afectó la moda de la delgadez a las mujeres, tomando las modelos de pasarela un protagonismo que ha ido in crescendo hasta copar casi diariamente los informativos de la televisión y la prensa de todo tipo, mostrándonos unas mujeres que poco tienen que ver con la mayoría. Y por fin, afectó también a los hombres, aunque de forma más diversificada, ya que el desarrollo de la masa muscular en estos sigue determinando la diferencia entre ambos sexos, mientras que en los hombres es estético, en las mujeres no se es tan condescendiente.
Sin embargo, a pesar de esta “moda”, se ha producido en los últimos años un aumento de la prevalencia de la obesidad, tanto en la población adulta como en niños, tratándose del trastorno metabólico que se da con más frecuencia en los países desarrollados y constituyendo un auténtico problema de salud pública de características “epidémicas”. El aumento en las últimas décadas del número de obesos, tanto en la infancia como en la edad adulta, se asocia y/o origina con gran frecuencia otras complicaciones a nivel vascular, osteoarticular, psicológico, pulmonar, metabólico.
Definición de obesidad
Según los estudios realizados en los últimos años, el 5-10% de los niños en edad escolar son obesos, mientras que entre adolescentes el porcentaje aumenta hasta el 10-20%. De éstos, un gran porcentaje serán obesos al llegar a adultos.
La obesidad es un trastorno metabólico que conduce a una acumulación excesiva de grasa corporal. Se considera obesidad el aumento de más del 20% sobre el peso ideal para una determinada edad, sexo y talla. El método más exacto para el diagnóstico de la obesidad es la determinación del porcentaje de grasa corporal (estudio de la composición corporal), para lo cual se pueden utilizar diversas técnicas de medición (cineantropometría, etc.), aunque en la práctica clínica el método más utilizado es el índice de masa corporal (IMC). En los niños se utilizan además los percentiles, condicionados por la edad y el sexo, considerándose obesidad cuando la relación peso/talla excede el percentil 90 ó 95. También se utiliza la medición del pliegue subcutáneo tricipital en niños, considerándose obesidad un percentil 95 ó >2DS.
La etiología de la obesidad está poco clara e intervienen diversos factores, genéticos y ambientales. Si los dos padres son obesos, el 66% de los hijos serán obesos, si sólo uno de los padres es obeso, el 50% de los hijos serán obesos, y si ninguno de los padres es obeso, sólo el 9% de los hijos pueden ser obesos.
En cuanto a los factores ambientales podemos incluir entre otros, el sedentarismo y el fácil acceso a la comida. Se ha demostrado que el número de horas que se pasan viendo la televisión, tiene una relación directa con el riesgo de obesidad. Las etapas más importantes en cuanto al desarrollo de la obesidad son el primer año de vida y, sobre todo, la pubertad. El riesgo de que persista la obesidad en la edad adulta, es mucho mayor si ésta aparece en la pubertad.
Complicaciones de la obesidad
La obesidad no es sólo un problema estético en una sociedad dominada por la moda de la delgadez, sino sobre todo un problema de salud.
Trastornos psicológicos
Desde el punto de vista psicológico, los niños y adolescentes obesos sufren la “crueldad” y rechazo de sus propios compañeros y familiares, les crea inseguridad, baja autoestima, retraimiento, rechazo social, y hasta en un 10% depresión. El exceso de peso también afecta a las relaciones sociales y les puede producir sentimientos de soledad y aislamiento.
Trastornos metabólicos
Desde un punto de vista metabólico, se suele asociar a una serie de trastornos que son el origen de graves y frecuentes enfermedades en la edad adulta, como dislipemia, diabetes, hipertensión, hiperuricemia, aterosclerosis, contribuyendo así al incremento de la morbimortalidad cardiovascular. Por otro lado, algunos estudios demuestran que la obesidad se puede considerar como un factor de riesgo independiente de padecer enfermedad cardiovascular. Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de mortalidad en España y su prevención debe enfocarse de una manera integral, teniendo en cuenta todos los factores de riesgo cardiovascular conocidos y modificables como la hipertensión, dislipemia, obesidad, dieta, sedentarismo, tabaquismo (también el pasivo).
1. Hipertensión arterial (HTA)
La HTA en la infancia se define cuando las cifras de la presión sistólica y/o diastólica se encuentran repetidamente por encima del percentil 95 específico para su edad, talla y sexo según las tablas de normalización. En España un 2-3% de los niños y adolescentes menores de 18 años padecen hipertensión arterial. La detección precoz de la HTA se puede realizar en los controles periódicos de salud de los niños.
Entre las causas de la HTA en la infancia las más frecuentes son las de de origen renal, parenquimatoso o vascular. Contra la creencia de que la HTA esencial no se presentaba en la infancia, actualmente se sabe que se puede dar en niños, e incluso que la HTA del adulto puede tener su origen a estas edades. El 80% de los adolescentes obesos puede presentar cifras alta de TA, superiores al percentil 90, y en la mayoría de los casos se asocian otros factores de riesgo cardiovascular como dislipemia y sedentarismo. El aumento de peso en la infancia puede ser un predictor de la hipertensión en adultos.
2. Diabetes. Síndrome metabólico
El síndrome metabólico es un conjunto de problemas de salud originados por la combinación de factores genéticos y de factores ambientales asociados al estilo de vida, especialmente a la sobrealimentación y al sedentarismo, de forma que el exceso de grasa (sobre todo en región abdominal) y la ausencia de actividad física favorecen el desarrollo de insulinorresistencia en individuos genéticamente predispuestos. Aproximadamente un 30% de adolescentes con sobrepeso, podrían cumplir los criterios de síndrome metabólico como parte de los trastornos metabólicos asociados a la obesidad.
También se relaciona el síndrome metabólico con la obesidad, siendo más frecuente en niños y adolescentes obesos. En los últimos años se ha visto un aumento de la diabetes tipo 2 en niños y adolescentes con exceso de peso. En 2000 se informó en Inglaterra de los primeros casos de diabetes tipo 2 en niños. El aumento de los casos de diabetes tipo 2 en niños y adolescentes se relaciona fundamentalmente con el importante incremento de la obesidad a estas edades.
3. Hipercolesterolemia
Los niveles de colesterol en sangre en los niños de hoy están aumentando de forma alarmante. La mayoría de los estudios consideran que este aumento está estrechamente relacionado con el aumento de la prevalencia de la obesidad infantil. Las concentraciones de colesterol en niños depende de la edad, aumentando desde el momento del nacimiento hasta los 2-5 años de vida, permaneciendo estable hasta los 10 años, momento en que se produce un leve descenso, y volviendo a cambiar con la adolescencia, siendo en esta edad mayor la concentración de colesterol en mujeres que en hombres.
A partir de 200 mg/dl hablaríamos de hipercolesterolemia en niños. En España, alrededor del 20% de los niños en edad escolar tiene cifras altas de colesterol en sangre. La mayoría de las colesterolemias altas están determinadas principalmente por el exceso de grasas en la dieta, mientras que la hipercolesterolemia familiar tiene una prevalencia de 1/500.
Existe una correlación entre el aumento del IMC y el aumento de los valores de colesterol total y triglicéridos en sangre. El aumento del porcentaje de grasa corporal (≥ percentil 95) también se correlaciona con el aumento del colesterol total en sangre.
La dislipemia en niños aumenta la prevalencia o el riesgo de desarrollar obesidad e hipertensión arterial en la vida adulta.
Prevención de la obesidad en niños
En las últimas décadas se han realizado importantes cambios dietéticos tanto en el hogar, como a nivel general. Se ha impuesto el consumo de la bollería industrial y de la comida rápida, así como de bebidas azucaradas (refrescos). A todo esto hay que añadir la disminución de la actividad física en los niños, que han incrementado las horas que pasan delante de la televisión o con los videojuegos, reduciendo así el gasto energético y contribuyendo al desarrollo de la obesidad.
Por tanto, desde un punto de vista de la prevención primaria hay que considerar la influencia de los cambios alimentarios y el estilo de vida actual sobre el desarrollo de obesidad e hipercolesterolemia en niños y adolescentes.
La mayoría de los autores coinciden en la importancia de la educación alimentaria, mejorando los hábitos dietéticos de los niños y de la familia.
Por otro lado, la práctica de actividad física adquiere un papel fundamental, ya que el sedentarismo está relacionado con una alta prevalencia de la obesidad en niños. El obeso, además, tiende a desarrollar una vida sedentaria. Se aconseja cuidar los aspectos cualitativos de la actividad física que se realiza (intensidad del ejercicio, tiempo de realización), y no únicamente el gasto energético de la actividad. En cualquier caso, la práctica de ejercicio regular es para los niños una forma atractiva y una medida poco restrictiva para combatir la obesidad, contribuyendo así a reducir los factores de riesgo cardiovascular. Esta medida de prevención primaria, debe comenzar a aplicarse ya en edad escolar. Es conveniente elegir una actividad física que resulte placentera, para mantenerla a largo plazo, ya que si no terminará abandonándola.