Nutrición y Obesidad. Segunda Parte

LA INGESTA ENERGÉTICA

La regulación de la ingesta energética, en mayor medida que el gasto energético parece ser un determinante importante del equilibrio energético en personas jóvenes de peso corporal normal. Así, diferentes trabajos ha mostrado que individuos que habían sido sometidos a un exceso calórico durante varios días, disminuían su ingesta calórica mediante la elección de dietas con un bajo aporte lipídico. Estas personas tendían al equilibrio energético y por tanto, al mantenimiento del peso corporal mediante los cambios en la composición de macronutrientes en la dieta y no por cambios de la actividad  física espontánea.

La ingesta alimentaria es, en parte, un acto voluntario regulado por la corteza cerebral, en los núcleos arqueado y paraventricular situados en el hipotálamo ventromedial, que esta sometido a diversas influencias sociales, culturales y genéticas, además tiene lugar allí la regulación del apetito.

Las alteraciones en la regulación de la ingesta calórica tienen un papel importante en la fisiopatología de la obesidad humana, aunque en un grado muy diverso entre los pacientes obesos.

Un factor a tener en cuenta en la regulación de la ingesta calórica es la composición de los alimentos en los diferentes principios inmediatos. Ésta,  influencia el grado de palatabilidad y el poder saciante de los alimentos.

Algunos trabajos sugieren que las dietas con un alto contenido en grasas promueven el consumo energético excesivo, a causa del bajo contenido en hidratos de carbono y la necesidad de ingerir mayores cantidades de azúcar que mantengan los niveles de los depósitos hepáticos al nivel adecuado. Sin embargo otros trabajos relacionan la composición de la dieta con la regulación de la ingesta energética a través de otros posibles mecanismos, 1) Influencia de la densidad energética del os alimentos y 2) Palatabilidad de los alimentos

GASTO ENERGE´TICO

El gasto energético diario se puede dividir en tres componentes principales: la tasa metabólica basal, el efecto termogénico de los alimentos y el coste energético de la actividad física

La tasa metabólica basa (TMB)

Es la energía consumida por un sujeto que descansa en cama por la mañana, en ayunas y en condiciones ambientales cómodas. La TMB incluye el índice metabólico durante el sueño más del coste energético del despertar y representa el 50-70% del consumo energético diario.

Las necesidades energéticas debidas al TMB se explican por la necesidad de conservación de procesos vitales como la respiración, circulación sanguínea, la síntesis de constituyentes orgánicos, bombeo de iones a través de las membranas, mantenimiento de la temperatura etc.

La TMB de las personas adultas se relaciona con los tejidos libres de grasas. Además, otros factores como la temperatura ambiental, la disminución de la actividad del sistema nervioso, los procesos febriles o el equilibrio neuroendocrino también afecta al TMB.

La masa magra, la masa grasa, la edad y el sexo determinan aproximadamente el 80% de las variaciones interindividuales de la TMB. Algunos estudios indican que alguna de las variaciones inexplicadas de la TMB estarían relacionadas con un factor familiar, sugiriendo que, al menos en parte, el TMB está genéticamente determinado.

Sería alentado pensar que los obesos tiene un gasto metabólica basal disminuido, pero desafortunadamente en reposo, los individuos con mayores peso consumen más energía que los delgados, de forma que la obesidad no puede atribuirse al bajo índice metabólico absoluto.

Sin embargo, de cara al tratamiento dietético del obeso, interesa destacar  que la restricción calórica induce disminuciones en la TMB, lo que podría interpretarse como un mecanismo de defensa o adaptación ante un déficit de ingesta. No se debe olvidar, por lo tanto, que las necesidades energéticas son menores después de adelgazar.

El efecto térmico de la dieta

La fracción más pequeña del gasto energético total, el efecto termogénico del los alimentos ETD, en una dieta mixta no supera el 10% des gasto energético total y varía con la composición y el tamaño de la comida.

El ETD consta de dos componentes: el obligatorio y el facultativo o adaptativo. El componente obligatorio representa el 60-70% de la respuesta térmica total y se debe al coste energético necesario para la digestión, absorción distribución y almacenamiento de los nutrientes ingerido. El sistema nerviosos parasimpático control este componente en todas aquellas fases en las que el organismo asimila nutrientes.

El componente facultativo o adaptativo viene modulado por el sistema nervioso simpático y supone el 30-40% del ETD. La ingesta de hidratos de carbono, en particular estimula la respuesta simpática y por tanto, la termogénesis vía adrenorreceptores tipo B1.

Algunos trabajos mostraron un efecto térmico de comida disminuido entre los individuos obesos. Hoy en día, se considera este efecto como una característica secundaria más que un factor patogénico primario.

La activada física

El costo energético de la actividad física es el componente cuantitativamente más variable del gasto energético y depende de los factores como la composición corporal, la intensidad y duración del ejercicio, así como de la eficacia neta del trabajo. Por otra parte, la actividad física parece guardar una relación inversa tanto con la edad como con la adiposidad.

La realización del ejercicio físico o el incremento de la actividad física cotidiana es capaz de aumentar el gasto energético total, al incrementar el gasto secundario a la actividad física voluntaria. Sin embargo, la mayor parte de las personas se sorprende al conocer las calorías que consume el organismo al realizar ejercicio, ya que son menores de lo que suponían. Por ejemplo una cerveza es equivalente desde el punto de vista energético a 10 minutos de natación. A la vista de este dato es fácil de comprender que es excepcional que un individuo obeso consiga perder peso exclusivamente aumentando su actividad física. Además, los sujetos obesos suelen presentar una gran dificultad para realizar ejercicio físico, ya que presentan un bajo nivel de entrenamiento y con frecuencia padecen problemas osteoarticulares.

Sin embargo, alguno trabajos han descrito la capacidad del ejercicio físico de aumentar la oxidación de grasa  de disminuir la ingesta tanto energética como lipídica en la fase porterior al ejercicio

Finalmente la pérdida de peso corporal ocasiona una pérdida tanto de masa magra como de masa grasa. La realización de ejercicio físico es capaz de modificar la composición del peso que se pierde, disminuyendo la pérdida de masa grasa.

La restricción calórica suele conducir a una disminución del gasto energético basal que dificulta las ulteriores pérdidas de peso y podría contribuir a la posterior ganancia de peso corporal. En este sentido, la preservación de la masa magra, que es metabólicamente activa, podría inducir incrementos en la TMB que podrían contrarrestar en aporte el efecto antes descrito, aunque no llega a hacerlo en su totalidad.

Isabel Antón
iantoncorvo@gmail.com