¿Por qué no funcionan las dietas?

Son muchas, muchísimas, las personas que desean perder peso y se deciden a probar distintas dietas depositando en ellas toda su ilusión, pero viendo al cabo de un tiempo que, una vez más, esta nueva dieta, de la que tan bien les habían hablado, tampoco les funciona. Esto, que a muchos les sonará, no sólo trae consigo la recuperación del peso perdido (e incluso algún kg extra más), sino que además tiene muchos efectos sobre nuestra autoestima, ya que nos hace desilusionarnos, creer que no somos capaces de conseguir lo que nos proponemos y, muchas veces, esto da lugar al comienzo de un ciclo en el que descuidamos nuestra alimentación por completo porque creemos que «no merece la pena».

En este artículo revisaremos cuáles son algunas de las causas más habituales que nos llevan al abandono de las dietas y que deberemos tener en cuenta si nos estamos planteando empezar a cuidarnos:

  • La búsqueda de dietas rápidas: un porcentaje altísimo de personas comienza una dieta de adelgazamiento con idea de perder el máximo peso posible en el mínimo tiempo, es decir, planteándose metas irracionales. Y éste es uno de los errores más frecuentes que se cometen. Las dietas que prometen una rápida pérdida de peso (muchos kg en poco tiempo), se engloban dentro de las «dietas milagro» y no son nada recomendables para nuestra salud. Uno de los factores más importantes a tener en cuenta a para conseguir el éxito es hacer un correcto planteamiento de nuestros objetivos, es decir, de lo que queremos conseguir.
  • Fijarse sólo en el peso: una alimentación saludable nos aporta muchísimos beneficios, por lo que, aunque la balanza nos va marcando el ritmo de pérdida que llevamos, lo más importante es sentirnos bien, motivados, más ágiles y activos y valorar el estilo de vida tan sano al que hemos dado el salto. El resto irá acompañando a nuestra actitud positiva.
  • El estrés y la ansiedad: son otros de los factores que observamos a diario y que pueden hacer que un tratamiento dietético no funcione. Las emociones juegan un papel muy importante y determinante en el control del peso, puesto que dirigen nuestra conducta alimentaria, haciéndonos comer en exceso o en defecto. Es decir, son parte importante de nuestra relación con la comida y no las debemos pasar por alto.
  • El «efecto meseta»: ocurre cuando la bajada de peso que se venía consiguiendo se detiene. A veces tiene una explicación (síndrome premenstrual, etapas de estrés o nerviosismo, reposo prolongado) y, con un poco de esfuerzo y paciencia, se soluciona. Otras veces, el peso se mantiene estable sin que nada lo justifique, debido a que, a medida que se adelgaza, el cuerpo requiere menos calorías para funcionar y, por tanto, se debe hacer un adecuado ajuste de los requerimientos energéticos y de actividad física de cada persona.
  • La recuperación de los antiguos hábitos alimentarios: ¿qué ocurre si la dieta que comenzamos no la mantenemos a largo plazo? La respuesta es muy predecible: poco a poco (o a veces de forma repentina) volvemos a cometer los mismos errores que nos llevaron al exceso de peso y, lógicamente, el peso se recupera. Por eso, no debemos seguir dietas «drásticas» o aquellas que sean muy diferentes a lo que estamos acostumbrados, porque llegará un momento en el que nos cansaremos de esta forma de alimentarnos. Lo que debemos hacer es, mantener lo que hacemos bien y corregir aquello en lo que fallamos, pero siempre siguiendo una alimentación acorde a nuestros gustos y estilos de vida, que nos resulte placentera y que nos permita disfrutar de ella. Como se puede ver, esto implica que cada persona necesitará sus propias recomendaciones y lo que no debemos hacer es seguir dietas de moda, ya que éstas son «estándar» para todo el mundo.

Como podemos comprobar, a la hora de perder peso, no debemos centrarnos en encontrar «la dieta», sino que hay muchos otros factores implicados en que ésta funcione y si queremos lograrlo, deberemos tenerlos en cuenta y recurrir a un método global y no «simplemente a una dieta». Cada persona es diferente, con sus requerimientos particulares, su historia personal y tiene sus propias razones para buscar el cambio. Es ahí donde nos tenemos que centrar.

«Cuando hay voluntad para hacer algo, se encuentra la manera»

Itziar Fernandez de Larrinoa
ifernandez@novadiet.es