21 Jul Suplementos nutricionales durante el embarazo
Durante el embarazo una alimentación sana es fundamental para asegurar la cantidad adecuada de nutrientes para la madre y para el desarrollo del feto, ya que éste depende totalmente de la ingesta de alimentos de la madre, pues todos los nutrientes los recibe a través de la placenta.
En este período, desde el punto de vista nutricional, se debe controlar el aumento moderado de las necesidades de energía y de la demanda de ciertos micronutrientes (vitaminas y minerales) que son esenciales para la madre y para el buen desarrollo del bebé.
Por esto, se aconseja a todas las madres recibir un aporte extra de ciertos nutrientes, que les van a ayudar a sobrellevar esta etapa de la vida de una manera más cómoda y saludable, además de disminuir el cansancio y fatiga que se suelen producir en la mayoría de los casos.
Vamos a hacer un repaso de algunos de los más importantes:
La vitamina B12 contribuye a la formación de los glóbulos rojos, previene la anemia y es necesaria para el crecimiento y el mecanismo de división celular. Ayuda en la absorción del calcio e interviene en el funcionamiento normal de todo el sistema nervioso.
Está presente en carnes, pescados, mariscos, huevos y productos lácteos. Es importante saber que no está presente en los vegetales, por lo que una mujer vegetariana debe de tomar forzosamente un suplemento de esta vitamina.
Ácido fólico o vitamina B9: es un nutriente que ayuda a prevenir la anemia pero, sobre todo, es imprescindible para el desarrollo y cierre del tubo neural del bebé en gestación (su carencia puede provocar espina bífida).
Las fuentes naturales de ácido fólico son: los vegetales de hoja verde (acelgas, espinacas, lechuga, coles de Bruselas, brócoli o espárragos), las frutas (cítricos en general y plátanos y melones), legumbres, leche, huevos, frutos secos, carne y cereales integrales.
Hierro: es esencial para la producción de hemoglobina, la proteína que se encuentra en los glóbulos rojos y que lleva el oxígeno a otras células. Durante el embarazo, la cantidad de sangre en el cuerpo aumenta y se necesita más hierro para producir una mayor cantidad de hemoglobina para la sangre adicional. También se necesita hierro extra para el bebé en desarrollo.
Una dieta sana debe incluir alimentos ricos en hierro : la carne roja es la mejor opción entre los alimentos de origen animal, y entre los alimentos de origen vegetal: legumbres, tofu, pasas, dátiles, ciruelas, higos, albaricoques, patatas, brócoli, remolacha, vegetales de hoja verde, panes y cereales integrales.
Vitamina C: dado que ayuda a absorber el hierro y prevenir la anemia así como las infecciones, debemos incluir en la alimentación para embarazada frutas y verduras frescas que son la principal fuente de este micronutriente. También es importante para la síntesis de colágeno. Se encuentra en cítricos, kiwis, fresas, brócoli, zanahoria, pimiento rojo y verde y tomate.
Yodo: es imprescindible para el buen funcionamiento del tiroides. En el embarazo, la tiroides de la madre tiene que trabajar un 50 por ciento más que en condiciones normales.
Si la madre tiene una carencia de yodo importante, el feto puede sufrir lesiones neurológicas muy graves e irreversibles, como cretinismo, sordomudez, estrabismo, enanismo y déficit mental. También aumentan considerablemente las posibilidades de sufrir un aborto o de que el bebé nazca muerto.
En términos generales, se considera que el pescado de origen marino, el marisco y las algas son los productos que presentan un contenido más elevado de este nutriente. También se recomienda cambiar la sal común por sal yodada para elaborar los platos.
Ácidos grasos omega 3: tienen poder antiinflamatorio y antioxidante, que además de formar parte de las células de cerebro, protege al niño en el desarrollo ante alergias, mejora la función neurológica, la capacidad intelectual y auditiva y, al mismo tiempo, protege a la embarazada ante la depresión postparto.
Los Omega 3 los podemos encontrar, sobre todo, en el pescado azul, algunos mariscos (como los mejillones, ostras o berberechos), frutos secos (almendras, nueces y avellanas), algunas algas, algunas semillas como las de calabaza, y en menor medida verduras (brócoli, espinacas y repollo) y frutas (aguacate, fresas y fresones).
Calcio: durante el embarazo, dado que debe formarse otra estructura ósea (el bebé), la mujer sufre una gran resorción ósea que solo puede ser enfrentada con una adecuada ingesta de calcio, que se puede conseguir consumiendo de 3 a 4 raciones al día entre leche, yogures y queso.
En caso de no consumir lácteos, es importante saber que las verduras de hoja verde como el brócoli, col rizada, alcachofas, y espinacas o acelgas, también tienen un buen aporte de calcio; y también los pescados: por ejemplo, una lata de sardinas (85 g) aporta el mismo calcio o más que un vaso de leche.
También aportan calcio las legumbres secas, las almendras, las nueces de brasil, las semillas de girasol y el tahín ( pasta hecha con semillas de sésamo que se utiliza, por ejemplo, para hacer el humus).
No olvidemos el aporte de vitamina D para la absorción y fijación del calcio. Se encuentran en la yema de huevo, el atún y los cereales fortificados. También se obtiene tomando el sol 15 minutos diarios.
En resumen, la alimentación de la embarazada debe ser sana y variada, pero la suplementación con determinados nutrientes no solo es conveniente, sino fundamental, tanto para el correcto desarrollo del bebé como para preservar la salud de la madre, teniendo en cuenta que la disponibilidad de éstos no es siempre del 100% (muchos vitaminas se destruyen por la cocción, o por el almacenamiento, por ejemplo).
Fuentes:
revista: Vida natural. Primavera 2014
www.nlm.nih.gov/medlineplus/spanish/
fotos : www.guiainfantil.com, www.radio88.fm, http://blush.com.pk