Nuestra piel es el mayor órgano de nuestro cuerpo y cumple un papel esencial en nuestra salud y bienestar general. Pero ¿por qué deberíamos preocuparnos por cuidarla? La respuesta es simple: nuestra piel es nuestro escudo, nuestra defensa contra el mundo exterior y nuestra carta de presentación ante el mismo. Mantenerla en condiciones óptimas no es solo un objetivo estético, sino que es una cuestión de salud, ya que actúa como una barrera para proteger al cuerpo contra posibles agentes ambientales externos dañinos. Y, en esta búsqueda de una piel saludable, la vitamina C emerge como una aliada excepcional, ya que se trata de una sustancia imprescindible para nuestro cuerpo y de un ingrediente clave para prevenir el envejecimiento de la piel. Se trata de uno de los ingredientes más utilizados en la composición de muchos productos cosméticos, ya que contribuye a mejorar el aspecto de la piel. Pero, además de aportarla de forma externa, incluirla a través de nuestra alimentación nos permitirá beneficiarnos de todas sus propiedades.

Los meses fríos invernales favorecen las condiciones ambientales que promueven la propagación de ciertos virus que podrían causar infecciones respiratorias. Por tanto, disfrutar de un buen sistema inmunitario es clave para hacer frente, de una manera satisfactoria, a todas estas amenazas típicas del invierno. Fortalecer nuestro sistema de defensa depende en gran medida de lo saludable que esté nuestra microbiota intestinal, siendo el factor que más influye en ella, la manera en las que nos alimentamos.

A menudo nos encontramos con mucho sedentarismo, quizás podríamos decir que, junto con el estrés, es la enfermedad de este siglo. En novaLine hacemos hincapié en la importancia de moverse y mantener un cuerpo fuerte y activo, y para mí el ejercicio de fuerza es esencial para ello. Conseguir una masa muscular fuerte nos proporciona un montón de beneficios:
La sociedad actual se caracteriza por un ritmo de vida acelerado (estrés laboral, desórdenes en los horarios, falta de tiempo y mala calidad del sueño). Cuando existen emociones negativas causados por niveles altos de estrés, conlleva a un aumento del consumo de alimentos hipercalóricos y un estilo de vida más sedentario, provocando ciertas patologías como el sobrepeso u obesidad.
En primavera son muchos los que deciden alimentarse de forma saludable, hacer un replanteamiento de hábitos siempre es positivo para conseguir mejorar nuestra salud y bienestar.
Recientes estudios avalan que 1 de cada 3 alimentos que consumimos nos hacen sentir culpables, ansiosos y tristes, dando lugar al llamado hambre emocional. Aunque sentir culpa o frustración después de comer es algo muy común, esto no quiere decir que sea algo normal y mucho menos saludable para nuestro bienestar emocional. El sentimiento de culpa puede dañar seriamente nuestra salud mental y emocional generando posibles desórdenes alimentarios.  ¿Cómo puedes hacer para reducir la culpa al comer, y por tanto, mejorar tu relación con la comida?
La vitamina D  es imprescindible para el buen desarrollo de nuestro organismo. Se almacena en el tejido graso y ayuda al cuerpo a asimilar el calcio, que es el mineral más importante para la formación de los huesos.
Antes de contestar a esta pregunta, es necesario qué sepamos que beneficios va a aportar la lactancia materna respecto a las leches de fórmulas artificiales. A lo largo de los años se ha mejorado tanto la composición, como la calidad de estas fórmulas ya preparadas, pero aún así, nunca habrá una fórmula que se adapte y sea tan personalizada hacia cada lactante como lo es la leche materna.
Cada vez más estudios están demostrando la relación directa que existe entre lo que comemos y nuestro bienestar emocional. Sin embargo, cuando tenemos elevados niveles de estrés y malestar emocional, es habitual ver que comemos en exceso, ingerimos alimentos más calóricos o menos saludables. Es lo que llamamos "comer emocional", y tiende a ocasionar sobrepeso y obesidad. También puede ocurrir el caso contrario. Otras personas, bajo esta misma presión, reducen la ingesta y puede provocar problemas de desnutrición. Se puede comer por ansiedad, por falta de motivación, baja autoestima, malestar sentimental, tristeza, aburrimiento o estrés. Cuando comemos por estas causas, lo que buscamos es una "recompensa", que a su vez puede verse como castigo y esto vicia más el círculo.
La menopausia es la etapa de transición en la vida de la mujer en la que se produce una reducción en la producción de hormonas sexuales, y como consecuencia, de la capacidad reproductiva y que se manifiesta con el cese de la menstruación. Suele producirse entre los 48 y los 55 años aunque puede ocurrir antes de los 40 años, en lo que denominamos menopausia precoz.