La falta de sueño provoca fallos de memoria o mal humor, además de ralentizar los procesos cognitivos. Por ello, es importante practicar buenos hábitos que nos aseguren suficientes horas de sueño. Dormir es una necesidad biológica que ayuda al organismo a recuperar energía, realizar determinados procesos y funcionar correctamente. El sueño también guarda una profunda relación con el bienestar emocional y puede llegar a fortalecer el cerebro de cara al futuro.
El estilo de vida moderno, los hábitos alimentarios y los estilos de vida poco saludables desajustan nuestro reloj biológico. El reloj biológico es la referencia innata de tiempo en nuestro organismo: un conjunto de funciones orgánicas vinculadas al ritmo de vida, consiste en la interacción de las proteínas y las células de todo el cuerpo, que hace que cuando se acerca el mediodía comencemos a sentir hambre y por la noche empecemos a tener sueño.
Entre el nivel de estrés y nuestra alimentación hay un estrecho vínculo, ya que el primero puede influir negativamente en lo que comemos mientras que lo que comemos puede ayudarnos a reducir los niveles de estrés y sus efectos negativos en el organismo.
OTOÑO La depresión otoñal se caracteriza por una serie de trastornos psicosomáticos que se producen a medida que avanza el otoño y durante el invierno. Suele remitir cuando vuelve el buen tiempo. Esto ocurre más a menudo en los países con menos luz, los situados más al norte. En estos países el número de suicidios está muy por encima de la media  en estos meses y se sabe que la falta de luz es uno de los factores más determinantes. Los síntomas más frecuentes son: tristeza, falta de interés, insomnio o somnolencia, problemas de concentración, irritabilidad y mal humor, falta de deseo sexual, trastornos alimentarios... La causa principal son los cambios hormonales a consecuencia de la disminución de la luz solar. Los cambios más importantes son: