El estilo de vida moderno, los hábitos alimentarios y los estilos de vida poco saludables desajustan nuestro reloj biológico. El reloj biológico es la referencia innata de tiempo en nuestro organismo: un conjunto de funciones orgánicas vinculadas al ritmo de vida, consiste en la interacción de las proteínas y las células de todo el cuerpo, que hace que cuando se acerca el mediodía comencemos a sentir hambre y por la noche empecemos a tener sueño.
Una de las consecuencias del ritmo de vida actual es la reducción de las horas de sueño y de la calidad de las mismas. Muchas veces no somos conscientes de hasta que punto esto afecta a nuestro bienestar y salud, tanto física como mental.
El sueño es un regulador biológico que permite restaurar el organismo y recuperar la energía gastada durante todo el día. El estrés, los problemas personales, los cambios en los horarios, la mala digestión, son factores que nos impiden “dormir como bebés”. Se acabaron las noches dando vueltas en la cama o por el pasillo de casa; os damos algunos trucos para recuperar el sueño y hacer que el descanso sea realmente un placer.
El acto de dormir tiene implicaciones muy importantes desde un punto de vista fisiológico, especialmente a nivel del sistema nervioso. Es sabido que la falta de sueño  puede originar alteraciones de comportamiento e irritabilidad, así como una lentitud de reflejos y pensamientos. Igualmente el dormir  aumenta la actividad  parasimpática y disminuye la simpática, de forma que se produce una caída de la presión arterial, se reduce el ritmo cardíaco, se dilatan los vasos sanguíneos periféricos, se relaja la musculatura y el metabolismo basal puede disminuir entre un 10 y un 30%.