La falta de sueño influye en el peso corporal

El acto de dormir tiene implicaciones muy importantes desde un punto de vista fisiológico, especialmente a nivel del sistema nervioso. Es sabido que la falta de sueño  puede originar alteraciones de comportamiento e irritabilidad, así como una lentitud de reflejos y pensamientos. Igualmente el dormir  aumenta la actividad  parasimpática y disminuye la simpática, de forma que se produce una caída de la presión arterial, se reduce el ritmo cardíaco, se dilatan los vasos sanguíneos periféricos, se relaja la musculatura y el metabolismo basal puede disminuir entre un 10 y un 30%.

El sueño y la falta de sueño tienen notables  consecuencias en la salud influyendo  en el peso corporal, en un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular y muchos otros parámetros de salud.

Además de los efectos neurológicos, dormir es también importante para la función endocrina pues durante el sueño se secretan diversas hormonas siguiendo un patrón más o menos caracterítico, destacar la hormona del crecimiento y el cortisol.

Sin embargo se ha visto que produce  otras dos hormonas relacionadas con sensaciones de apetito y  saciedad que son  la ghrelina y leptina. Al parecer su producción se ve influida tanto por la cantidad como por la calidad de horas de sueño nocturno.

La leptina es una hormona producida por las células grasas, que tiene un efecto saciante y favorece el gasto calórico, mientras que la ghrelina es secretada en el estómago y tiene un poderos efecto estimulador del apetito. Dormir menos de seis horas diarias se asocia a mayores concentraciones de ghrelina y menores de leptina,

El exceso de peso no es sólo la única patología afectada ya que la falta de sueño sobreestimula el sistema nervioso simpático dando lugar a la producción elevada de niveles de adrenalina, noradrenalina y dopamina y disminuyendo los niveles de hormona adiponectina que favorecen la inflamación, el estrés oxidativo y favorecen la hipertensión, la resistencia a la insulina, la diabetes, altos niveles de  colesterol, y triglicéridos

Dormir menos de seis horas al día favorece la obesidad y enfermedades asociadas a ella. Tanto las personas que duermen menos de seis horas como las que duermen más de diez tienen aumentado el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y cardiovasculares.

Lo más importante es mantener unas pautas  de sueño y de vigilia uniformes es decir, un hábito de horarios regulares que permitan un ritmo del sueño firme y perpetuo.

El estrés y el ejercicio físico en horarios cercanos al descanso nocturno provocan la estimulación del organismo e impide conciliar el sueño.

Evitar las cenas pesadas y dormir en habitaciones silenciosas favorecen el sueño reparador el cual está asociado a una mejor salud y a un mejor control del peso.

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Isabel Antón
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