Talasoterapia: una terapia la mar de saludable

Hipócrates, el galeno griego padre de la medicina moderna decía: «El mar cura las enfermedades del hombre». Tal afirmación encuentra su máxima expresión en la talasoterapia, una disciplina que utiliza todos los beneficios del mar, no sólo el agua, tanto para curar las enfermedades como para tratar problemas estéticos o relajar el cuerpo y la mente. Las curas de talasoterapia relajan, tonifican y revitalizan el organismo.

Desde épocas inmemoriales la historia de la talasoterapia se encuentra íntimamente ligada a la hidroterapia.

En la antigua civilización egipcia se hallan los primeros indicios de esta técnica que posteriormente, y durante la época grecorromana, vivirá un espectacular florecimiento para luego decaer en la Edad Media.

Será en el siglo XIX cuando vuelva a renacer con la conquista de los balnearios, siendo todo un fenómeno social en la actualidad.

Su premisa es el uso de elementos propios del mar para la curación de diversos males que padece nuestro organismo. Estos elementos, no sólo se basan en el agua, sino que también implican el uso de algas, aire marino y hasta fango.

El agua de mar es tan beneficiosa que muchos profesionales de la medicina recomiendan a sus pacientes paseos por la orilla del mar para sanar determinadas enfermedades.

El agua marina posee unos ochenta elementos útiles para la mejora de nuestro organismo. Al entrar en contacto con ella, sentimos una relajante sensación producida por el mecanismo de ósmosis que poseen nuestras células. Éste implica que las mismas, al entrar en contacto con un medio externo diferente al habitual, se adapten a él, absorbiendo algunos de sus elementos. Es así como la talasoterapia funciona como una terapia efectiva mediante la absorción de estos elementos propios del agua de mar por parte de nuestro organismo.

Las algas también juegan su rol no menos significativo. La aplicación de las mismas sobre la piel contribuye a retrasar el envejecimiento cutáneo y la celulitis.

El fango se aplica a nuestra piel mediante diversas técnicas y produce en nuestro organismo efectos similares a los que producen las algas.

La práctica de la talasoterapia es beneficiosa para la disminución del dolor porque tiene propiedades analgésicas. También para problemas de distintas dimensiones a nivel del aparato locomotor, como pueden ser el reumatismo, la osteoporosis o las patologías de la columna vertebral; así como para la disminución de edemas en el sistema músculo-esquelético

También es apropiado para el sistema circulatorio, el sistema respiratorio (asma y faringitis) y en relación a problemas dermatológicos, como la psoriasis.

A su vez es recomendado para post-operatorios, traumatismos y afectación neurológica. También ayuda a demorar la aparición de trastornos reumáticos o incapacidades físicas.

En cuanto a la estética del cuerpo este método combate la flacidez, la celulitis, mejora los tejidos y enlentece el deterioro de la piel.

A nivel emocional la talasoterapia también está aconsejada para lograr la relajación, solucionar los problemas de estrés, la depresión, el insomnio y la fatiga. Incrementando sus propiedades por realizarse en ambientes abiertos, a los que se le suman el aire, el sol y la tranquilidad.

De cualquier modo no hay que pensar que los beneficios comienzan a notarse de un día para otro, es preciso que transcurra un periodo relativamente prolongado para comenzar a percibir los efectos.

También hay casos en los que el médico puede no recomendar realizar el tratamiento de talasoterapia  ya que en algunos casos pueden existir contraindicaciones. Es recomendable consultar con un especialista antes de practicar la talasoterapia.

 

 

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